Atma Unum

Ra’al Ki Victorieux

El poema titulado El Viaje, es muy interesante. Pone en escena la desolación que una mujer encuentra en sí y en su entorno cuando ha vivido algún trauma y sin embargo encuentra el valor para encontrar su propia voz y salvarse a sí misma. Ilustra el valor de las mujeres que desean encarar la realidad honestamente, en una aceptación radical, lo cual es el primer paso para sanar, y entonces lograr expresar su poder y potencial. Hacer oídos sordos a las manipulaciones externas, tener la fortaleza de no renunciar, aunque temblemos de nostalgia o soledad, atravesar la pesadilla hasta empezar a ver las luces de las estrellas, es el camino a la auto redención y sanación. Más allá de codependencias, de manipulaciones y chantajes narcisitas, la única vida que realmente podemos salvar es la que cada uno posee.

Para triunfar, hay que encontrar la auténtica voz de nuestro corazón, que ha estado con nosotros desde el día en que nacimos, y la voz de nuestra alma superior, que nos acompaña incluso desde antes de esta vida. Nunca hemos estado solas, aunque en ocasiones, cuando el camino es cuesta arriba, y nos extraviamos, podríamos vernos tentados a rendirnos, pero incluso aquellos que no conocemos, escritores, activistas, misioneros, han estado sosteniendo la luz de la esperanza por todos aquellos que logren salir victoriosos de sus épicas personales.

Un día por fin supiste

lo que tenías que hacer, y empezaste,

aunque a tu alrededor

algunas voces insistieran en gritar

sus malos consejos,

aunque la casa entera empezara a tambalearse

y sintieras el viejo tirón de los grilletes de tus tobillos.

«¡Arregla mi vida»»,

gritaba cada voz.

Pero no te detuviste.

Sabías lo que tenías que hacer,

aunque el viento hurgara

con sus dedos rígidos

hasta en los propios cimientos,

a pesar de su terrible melancolía.

Demasiado tarde,

era una noche inhóspita,

y el camino estaba lleno de piedras y ramas caídas.

Pero, poco a poco,

a medida que ibas dejando sus voces atrás,

las estrellas empezaron a alumbrar

a través de los mantos de nubes,

y surgió una nueva voz,

que paulatinamente empezaste a

reconocer como tuya,

que te hacía compañía,

a medida que, con paso firme y raudo,

te adentrabas cada vez más en el mundo,

dispuesta a hacer

lo único que podías hacer,

dispuesta a salvar

la única vida que podías salvar.

Este poema fue escrito en 1986 por Mary Oliver. Fue una poeta estadounidense, ganadora del National Book Award, así como numerosos premios y reconocimientos Honoris Causa.​ Ganó notoriedad y el Pulitzer de Poesía con la obra American primitive.

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