Si quieres escribir la historia de tu vida, hazlo, no necesitas que alguien te de permiso, principalmente, debes darte permiso a ti mism@. La libertad de ser testigo de uno mismo, y dejar un testimonio es algo que se conquista palabra por palabra. En «XIX Esfinge Solar» hago una recapitulación sexual y creativa; he sido víctima de violencia emocional, psicológica, sexual, etc. Cuento mi historia, doy pasos hacia la autoafirmación y a dejar de verme como víctima; porque observo que no es mi culpa el que existan ene cantidad de agresiones que se han normalizado en la sociedad, mientras que se sigue viendo raro que las mujeres digan no a la violencia. Aún son muchas quienes guardan silencio, algunas incluso no se consideran agredidas porque justifican y ven normal las violencias que reciben. Mucho tiempo fui así, una persona que trataba de ver el lado bueno de aquellos con quienes me relacionaba aunque me dijeran palabras desagradables, o hicieran cosas que me hacían sentir mal. Afortunadamente, logré un cambio, hablo del momento en que dejas de pensar que «todo está bien» y admites que mereces reconocer tus necesidades y satisfacerlas. Cuando te atreves a llamar a las cosas por su nombre, a pedir ayuda, a priorizar tu seguridad y bienestar.
El 21 de octubre del 2019 fue publicada la primer autobiografía de la serie en que estoy trabajando: «XIX Esfinge Solar. Memorias de Vamp Iris Atma Ra: Mujer & Romance». La segunda, titulada «VIII. Aikya. Memorias de «Spicy»; Hmädi Iris México Valparaíso : Activismo en el Arte por la Libertad y la Unidad» vio la luz el 21 septiembre de 2020. Estoy ya puliendo detalles en la tercer obra de esta serie; las memorias de Samadhi. Para quien no esté muy familiarizado con mi historia creativa, le explico que escribo con un nombre artístico -Ra’al Ki Victorieux- y al hablar de mí, y crear memorias, pongo en escena otros nombres; mis álteregos de performance. Este proyecto de recordar y publicar, aborda diversas facetas de mi identidad como mujer creativa y creyente de la libertad.
Más allá de lo que ha significado para mí el iniciar este proceso de publicación de memorias, en este artículo quiero dar el contexto de lo que «XIX Esfinge Solar» significa en relación a derechos humanos y perspectiva de género. Trataré de ser breve.
I. Sabemos que la violencia doméstica es antecedente de los feminicios, sin embargo, el estado aún no es garante de la persecución de este delito. Es decir, no se sigue por oficio, sino que se procede únicamente por querella, con lo que deja en las manos de la mujer la responsabilidad de empoderarse y exigir sus derechos a una vida sin violencia ante el / los agresores.
Cuando una mujer esta presa de un ciclo de violencia, suele encontrarse en una posición de fragilidad psicológica, emocional y económica, y es en este estado debilitado, que el estado espera que ella vaya a las fiscalías y ministerios públicos a señalar y denunciar al agresor, superar las trabas burocráticas a que se enfrentará, y dar seguimiento a tal demanda durante meses o años hasta lograr sentencia. En el momento que deja de apersonarse ante las autoridades, su denuncia se archiva. Muchos feminicidios pudieran haberse evitado con una mejor atención de las autoridades.
Si bien no abordo la problemática legal de forma directa en XIX Esfinge Solar, sí presento un relato de diversas formas de violencia en las relaciones, y la forma en que una puede marcharse de una situación semejante. Leer este tipo de historias, verse reflejado, puede ayudar como acompañamiento del trauma, y espero que fortalezca la decisión de liberarse de sujetos agresivos, y/o narcisistas.
2. Uno de los grandes obstáculos para la protección de los derechos humanos de las mujeres, y para incluir la perspectiva de género en los procesos de denuncia por violencia a la mujer, es que nos encontramos con estereotipos y prejuicios. Se espera que la víctima aparezca afectada, debilitada, estressada, ansiosa, traumada. Se espera que las mujeres sean pasivas, débiles, recatadas, que usen ropa decente y no salgan a deshoras. Cuando una mujer hace una denuncia y ha logrado recuperar su estabilidad y salud emocional y mental, se viste como le da la gana, y sale a la hora que sea, las autoridades tienden a desestimar la validez de sus acusaciones, llevados por estereotipos y juicios arcaicos y severos de «cómo debe ser una mujer que se respete».
Debemos dejar en claro, para la sociedad en general, y para toda autoridad legal en particular, que toda mujer merece respeto, independientemente de su guardarropa, horario de salida, profesión, y/o estado físico y mental.
Marcela Lagarde en «Cautiverios de las Mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas», habla de que se espera que las mujeres sirvan a un esposo, Dios, cliente, carcelero, o ser excluidas de la sociedad como locas; ovejas negras, parias comunitarios. En mi caso: No soy esposa, no me he casado. No soy madre, no tengo hijos. Sí tengo fe en Dios y me considero espiritual, pero no sirvo activamente en ninguna religión; creo que lo peor que puede hacer una disciplina espiritual es usar a Dios como pretexto para linchar a otros. No me dedico al trabajo sexual, así que tampoco sirvo a clientes en ese sentido. Mi vida ha sido dedicada a las artes: crear libros, cuadros, canciones, muchas veces ofrezco mi trabajo de forma gratuita con tal de promoverlo, en ocasiones tengo la fortuna de contar con quienes compran mis obras porque las encuentran valiosas. Afortunadamente no soy presa, pero reconozco que mis obras a favor de los derechos humanos, mi activismo artístico, me ha acarreado una serie de censuras de las autoridades, y represalías varias que aún dificultan mi éxito profesional. Así que bien, entiendo que la sociedad en «términos generales» me considere loca: porque me resisto a la esclavitud a una persona o sistema, porque defiendo mi pensamiento crítico, y la libertad de expresarme. Oh, pero entonces quienes -ya sean vecinos, público, o extraños- realizan actos de acoso, o violencia, se justifican diciendo que «me lo merezco», o «simplemente porque pueden», «porque no hay un hombre que me defienda y que les vaya a poner en su lugar»… Algunas de estas anécdotas las relato en «XIX. Esfinge Solar». Estoy segura que muchas mujeres, tengan o no hijos, pareja, pertenezcan a un culto, tengan un padrote, o lamentablemente se encuentren en una prisión, aún son víctimas de violencia y prejuicio. Debemos priorizar el conocimiento y ejercicio de los derechos humanos para lograr paz en las comunidades. Es la ética, el sentido común, el estado lo que debería transformar los prejuicios ahora, ya, para que nuestro mundo sea un lugar seguro para hombres y mujeres libres.
Podría seguir extendiéndome en muchos más detalles de «XIX Esfinge Solar», porque la verdad es que he disfrutado presentarme a través de sus páginas. Espero puedan apoyarme comprando mi libro, y si les gusta, recomendándolo. Como parte de una celebración por el primer aniversario de su publicación, he creado algunos videos en que leo esta obra. Les invito a verlos. Gracias, bendiciones de amor, paz y trascendencia.
Capítulo XI. Hija de Ra
Adquiere XIX Esfinge Solar en Kindle Amazon. Gracias
Atma Unum 