Ra’al Ki Victorieux
Este artículo presenta algunos consejos para elegir de la mejor forma posible un terapeuta, coach, o psicólogo. Muchas veces necesitamos alguien para identificar las posibles soluciones para problemas emocionales, mentales. Generalmente, cuando experimentamos ansiedad, estrés, depresión, confusión, podemos buscar una orientación en un profesional. Te contaré historias de lo que me ha sucedido al buscar ayuda, tanto positivas como negativas, y algunas recomendaciones para que encuentres esa persona que te pueda brindar apoyo.

Historias Negativas
Experiencias por lo menos decepcionantes, que he tenido con relación a la búsqueda de apoyo profesional. Esto lo comparto porque si te sucede algo así, bueno, que sepas que no estás sola, y que no por una mala experiencia al buscar ayuda, dejes de considerar que es buena idea solicitar apoyo. Busca un poco más hasta encontrar el profesional apropiado, porque definitivamente vale la pena invertir en tu desarrollo personal, y en tu bienestar emocional y mental.
Una ocasión que me encontraba muy preocupada y deprimida, pedí apoyo gratuito en una de las Lunas del Instituto de la Mujer en la Ciudad de México. Me dijeron que me podían dar tres sesiones gratis, y después dirigirme con un profesional, alguno que cobrara de forma accesible, con relación a mi estudio socio-económico. La terapeuta que me asignaron era joven, probablemente recién egresada de la carrera. En una sola consulta «me dió de alta», porque en respuesta a su pregunta de ¿cuáles eran los intereses de mi vida? hice una lista amplia, lo que ella interpretó que alguien de mi edad (varios años mayor que ella), y con tantos intereses, pues realmente no necesitaba ayuda. Salí muy decepcionada, me había costado mucho pedir apoyo, y lo hacía porque sabía que en ese momento me hacía falta. También porque las instituciones de gobierno tienen presupuesto para brindar ayuda, pero quienes la brindan pueden presentar actitudes prepotentes e indiferentes al dolor de los pacientes. Eso sí, firme no sé cuantos documentos con mis datos personales, la razón de por qué necesitaba ayuda, y que había recibido apoyo de la institución, parecía que les importa más presumir estadísticamente que hacen algo, que hacerlo de forma que incida en el bienestar de las personas reales.
Otra anécdota es de una sesión de terapia alternativa. Me acerqué a un grupo de personas que se reunían para iluminar mandalas, y la terapeuta «leía» la forma en que habías iluminado las imágenes, con lo que te daba una opinión y consejos. En ese entonces yo me presenté con un vestuario colorido en rosa y naranja, pero para mi dibujo escogí tonos no tan brillantes. Cuando fuimos diciendo nombre y a qué nos dedicamos, expliqué que me dedico a las artes, entonces uno de los presentes, quien dijo ser maestro en artes marciales, conversó un poco conmigo, diciendo que también le interesa la pintura. No recuerdo muy bien que dijo, creo que habló del lugar en que estudió arte, y de algunos pintores que él admiraba. Al final, debido a que yo traía rosa en mi vestuario, la coach dijo que ese color significa que yo estaba gritando que deseaba amor, y que como a mi dibujo le faltaba rojo, que tenía que trabajar más en mis procesos de trabajo y abundancia, que para ello fuera a verla pronto. Cuando regresé a una terapia personal a la semana de esa ocasión, la terapeuta me advirtió que -«si yo quería podía salir con ese hombre, aunque sería bueno que supiera que estaba casado, y ella ya había estado involucrada con él». Esto me sorprendió porque 1. no me interesaba ese individuo en lo más mínimo, 2. su comentario celoso me resultaba agresivo, 3. saber su vida personal y con quiénes ella había tenido relaciones no era de mi interés en absoluto, 4. una persona que me hablara de esa manera no se merecía mi confianza como paciente. En resumen, me retiré del lugar para no volver.
Historias Afortunadas
Muchas veces no necesitas invertir demasiado tiempo para recibir apoyo. En una ocasión me presenté en una clínica de rehabilitación, en la que habían consultas de psicología, y tuve tres consultas con una de las doctoras. Ella me escuchó con amabilidad y atención. En cada cita ella tenía preparados unos kleenex y una botella con agua para que yo pudiera refrescar mi garganta y recobrar el aliento mientras contaba lo que me causaba dolor. Si bien no es sencillo ser vulnerable y empezar a compartir lo que nos lastima, encontré positivo que ella mantuviera la calma, me escuchara sin juzgar y me hiciera preguntas que me invitaban a ver la misma historia desde otra perspectiva. También me dejó algunas de esas preguntas como tarea, ya que muchas veces no tienes la respuesta en el momento. Por ejemplo, yo creo que su intervención aunque breve fue útil, porque en un caso la pregunta fue ¿y tú, qué quieres? Es decir, después de relatar un conflicto en una de mis relaciones de familia, en el que yo oscilaba entre hacer juicios, tener remordimientos, buscar explicaciones, justificar, volver a señalar.. esa pregunta me retiraba del laberinto de seguir rumiando el problema, y llevaba la luz a ¿cuál era mi objetivo para el futuro inmediato? Me pareció brillante, tal vez nunca entendería a ciencia cierta lo que la otra persona piensa, siente o quiere, pero era absolutamente posible que yo tomara una decisión de lo que yo quería para mí en relación a esa situación. Tener un objetivo claro, me permitía enfrentar el conflicto con mayor estabilidad emocional.
Recomendaciones
1. Infórmate del vocabulario principal del área
Conocer la diferencia entre psiquiatra y psicología, así como tener un panorama de los diversos trastornos de personalidad, te permitirá ubicar con mayor claridad cuál es el problema en que quieres trabajar, así como qué profesional consideras que te puede ayudar de mejor manera.
Un psiquiatra, a diferencia de un psicólogo, ha estudiado la carrera de medicina. Por lo tanto, si el paciente tiene síntomas marcados corporales: palpitación intensa, problemas visuales, mareos, posible origen genético o neurológico de la situación, es mejor acudir con un psiquiatra. Ellos estudian transtornos mentales, y al estudio del encéfalo, y tienen capacidad de realizar un diagnóstico y dar tratamiento a partir de medicación, pastillas.
Un psicólogo, es un especialista de la salud mental, estudia y comprende el comportamiento o la conducta de las personas. Entre las especialidades se encuentra la psicología clínica, conductual, conductista, cognitivo-conductual, industrial o del trabajo, social, educativa, comunitaria, forense y otras. Las personas que atraviesan dolor emocional suelen acudir con un psicólogo ya sea por elección personal, por recomendación legal (en caso de que haya cometido un delito), o prestación laboral. El psicólogo está capacitado para administrar e interpretar diversas pruebas y evaluaciones que pueden contribuir al diagnóstico de un trastorno, y dar tratamiento a partir de diversas metodologías que incluyen diálogo, desarrollo de capacidades, e incluso hipnosis.
Si realizas una búsqueda en la red para conocer un poco del mundo del desarrollo personal, la salud emocional y mental, ten cuidado, evita las páginas sensacionalistas y sin un respaldo profesional, y elige aquellas que tengan un enfoque más equilibrado, y sean el área de difusión de un profesional o institución respetable.
Te dejo por aquí algunas recomendaciones para que inicies tu búsqueda:
Páginas web:
azsalud, página de medicina, avances científicos, psicología, enfermedades, y tratamientos. https://azsalud.com/
Entradas de la página de la American Psychological Association, APA, en español: https://www.apa.org/search?query=espa%c3%b1ol&page=1
Blog de evolución y neurociencias https://evolucionyneurociencias.blogspot.com/
Blog del Centro de Psicología Santiago Cid https://www.psicologoenmadrid.co/blog/
Blog de habilidad social https://habilidadsocial.com/blog/
Canales en YouTube:
Psych2Go en español
The School of Life (La Escuela de la Vida), en español
2. Has un directorio de los posibles profesionales con quienes acudir
Busca en Internet los que brindan asesoría gratuita en tu localidad, los profesionales del área. También google maps puede ser una plataforma donde te sugieran los profesionales cercanos a tu domicilio. Pide recomendaciones a tus amistades de confianza. No necesitas tener una gran lista, pero al menos 4 o 5 datos de contacto para de ahí elegir uno o dos.
3. Contacto y preparación para la cita
Si la persona en cuestión tiene página red y redes sociales, visita sus links, y checa si te brinda confianza o encuentras focos rojos. Es importante que esta persona pueda acreditar su formación y experiencia, que no sea alguien que incluso ni siquiera ha estudiado con seriedad, y su preparación es un taller de un fin de semana, o de un semestre. Por ejemplo, si tu interés es trabajar digamos un trastorno del espectro autista, y esta persona no tiene experiencia en ello, no pierdas tu tiempo, y acude a un profesional que tenga la capacidad de ayudarte.
Llama por teléfono para enterarte del costo por consulta, conocer qué herramientas o técnicas utiliza este profesional con sus pacientes. ¿Es un profesional que se especializa en constelaciones, en terapia Gestalt, en regresiones…? Esta información más detallada te permitirá saber con quién tomar tu primera cita.
Piensa con anterioridad cuál es tu interés con esta terapia. Es decir, podrían ser varias situaciones, tal vez sientes que tu vida es un desastre y quieres que te ayude en todo, en tus traumas de la infancia, en tu relación con la familia, en tus emociones caóticas e inseguridad, en saber ¿para qué venimos al mundo, cuál es la razón de la vida?, en dejar atrás todo trauma o luto, entre otras cosas… Así como en mercadotecnia dicen que el «público en general» no existe, sino que cada producto tiene un público específico, así también una «necesidad en general» es demasiado vaga para atender, debes reflexionar ¿cuál es tu necesidad principal? Aunque el terapeuta sea un profesional, y tenga la mejor disposición de apoyarte, será más eficiente el tiempo que inviertan juntos, si tú tienes desde un principio un objetivo más claro, ¿cuál es tu prioridad ahora?
Te pondré algunos ejemplos de lo que podrían ser objetivos al ir a terapia, digamos: 1. Supones estar deprimido, entonces, sería útil que este terapeuta te haga una evaluación para saber si realmente lo estás, y si así fuera, te brinde una alternativa de sanación. 2. Tienes una experiencia de duelo, acaba de fallecer alguien muy cercano, o terminaste una relación de pareja. Necesitas que te ayuden a superar este proceso que resulta doloroso, y ya que por ahora no sabes ni como dejar de llorar. 3. Tal vez no tienes un problema inmediato que reconozcas, pero sí tienes un proyecto de vida, tus objetivos a 3 y 5 años son ser independiente económicamente, y lograr ser feliz en tus relaciones. Entonces quieres que te apoye en tu desarrollo personal, que te de herramientas de alfabetización emocional, de resolución de conflictos, de coaching para tengas la confianza en ti mismo a fin de lograr tu autoafirmación económica. 4. Probablemente, así como vas al dentista una vez cada cierto tiempo, deseas tener un terapeuta de cabecera, que te haga test, que diagnostique tu salud mental y emocional en general, y que si hay algo que prevenir o atender, se haga mejor antes que después.
4. Primera entrevista y elección de terapeuta
Asiste a tiempo, puntual, unos 10 minutos antes de la hora es mejor. Esta persona debe de manifestar deseo de ayudarte, debes sentirte escuchado, atendido, respetado. Lo ideal es que este terapeuta te brinde confianza, que responda tus dudas. Por supuesto, esta persona no debe de faltarte al respeto, y debe mantener la relación en un contexto profesional, es decir, priorizar escucharte y apoyarte, y no invertir los papeles y desde la primer sesión utilizar el tiempo que tú estás pagando, en contarte su vida personal, y mucho menos detalles íntimos.
Cuando el terapeuta te da una opinión debe ser porque te ha escuchado con anterioridad (o sea que no da diagnósticos sin antes hacer una evaluación que los respalde). Es importante que la persona te de un diagnóstico y una hoja de ruta clara del posible tratamiento, con plazos y objetivos a grandes rasgos. Hay técnicas con las que se espera mejoría en un plazo razonable, de semanas, meses, en las que deberías encontrarte un poco mejor.
Si la persona te da confianza, inicia el tratamiento, de lo contrario, sigue buscando. Cree en tu intuición, Si percibes bienestar en el proceso, ten paciencia, puedes notar cambios en semanas, meses, pero tienes que poner de tu parte. Así mismo, es bueno que sea capaz de despedirse cuando el proceso se ha terminado, y que no se convierta en una muleta eterna. Lo importante es impulsar al paciente a su libertad e independencia.
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