Ra’al Ki Victorieux
El legado de la Declaración Universal por los Derechos Humanos de 1948 aún tiene mucho trabajo por hacer a fin de que, como lo advierte en su primer artículo: Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. El escritor irlandés Oscar Wilde ha trascendido por su legado literario, y también por haber sido encarcelado en 1895, condenado a dos años de trabajos forzados en el Reino Unido. Con una larga lista de sentencias a homosexuales que atentan a los derechos humanos, el país intenta «redimirse» con la Ley Alan Turing, nombre informal para referirse a la reforma en the «Policing and Crime Act» (Ley de Policía y Crimen) de 2017, en la que se plantea una amnistía retroactiva a los varones que fueron amonestados o condenados en virtud de la legislación histórica que prohibía actos homosexuales.

El legado de Oscar Wilde
Estrella radiante de la literatura, Wilde deja a la humanidad un legado escrito compuesto de cuentos, ensayos, obras de teatro, epístolas, entre otras obras. Miembro del movimiento estético. y decadente, entre sus trabajos notables encontramos «El Retrato de Dorian Gray» y «La Importancia de Llamarse Ernesto«. Así como las obras que escribió en la cárcel: «De Profundis«, y «Balada de la cárcel de Reading«.
«El arte es el individualismo, y el individualismo es una fuerza perturbadora y de desintegración. Ahí está su inmenso valor. Por lo que se busca es alterar la monotonía del tipo, la esclavitud de la indumentaria, la tiranía de la costumbre, y la reducción del hombre al nivel de una máquina».
Oscar Wilde
Publicó el poema «La Esfinge» en 1894. Sus cuentos incluyen: «El príncipe feliz y otros cuentos«, de 1888, así como varias historias de hadas publicadas en revistas, y las colecciones «El crimen de Lord Arthur Savile. otras historias» en 1891, «Una casa de granadas» en 1891, «El retrato del señor W.H.» Entre sus ensayos podemos mencionar «La decadencia de la mentira: un diálogo«, de 1889, «Pluma, lápiz y veneno«, del mismo año, «El Alma del Hombre en el Socialismo«, ensayo político de 1891. Algunas de sus obras de teatro son: «El Abanico de Lady Windermere«, de 1892, «Una Mujer sin Importancia«, de 1893, «Un Esposo Ideal«, de 1895. Numerosos autores se han basado en su vida y obra para hacer reinterpretaciones en artes literarias o escénicas -teatro, cine-.
Wilde, película de 1997, que documenta la homofóbica condena
La película nos presenta la vida de Wilde desde su boda con Constance Lloyd, -hija de Horace Lloyd, consejero de la reina- con quien tuvo dos hijos. Sin embargo, se distanciaron a consecuencia de las relaciones del poeta con Lord Alfred Douglas. La relación entre Wilde y Douglas fue dramática y tormentosa, ya que Douglas pertenecía a la nobleza y demandaba más de lo que Wilde podía ofrecer, y también manifestaba emociones intensas, un día amoroso y otro desafiante y agresivo. Pareciera que Wilde se compadeció de las historias tristes con las que Douglas justificaba su narcisismo, en las que retrataba a sus padres como villanos, al padre por ser demasiado autoritario y violento, y a la madre por ser consentidora y no brindar ninguna guía o límites. Cuando Wilde tuvo un momento de lucidez y decidió abandonar a Douglas, el hermano de este se suicidó, y esto avivó la compasión que Wilde sentía por Douglas, se podría pensar que se vínculo con él no sólo como amante, sino como padre sustituto.
Sin embargo, el padre de Douglas, el marqués de Queensberry, acusó a Wilde de tener relaciones homosexuales con su hijo. Les persiguió a ambos con amenazas, gritos, bastonazos, y le envió una nota que como «gota que derramó el vaso«, motivó al poeta a denunciar al marqués por calumnias y esgrimió la amoralidad del arte como defensa. Sus amigos le aconsejaron que no lo hiciera, ya que eso daría pie a una serie de cuestionamientos de sus prácticas homosexuales, que eran penadas por ley en la sociedad de ese momento. Sin embargo, Wilde decidió denunciar al marqués por difamación, lo que fue la puerta para el escrutinio a su vida personal. El marqués quedó libre, y demandó a Wilde en mayo de 1895 por sodomía y grave indecencia. Wilde fue condenado a dos años de trabajos forzados. Esta sentencia —que buscaba ser ejemplarizadora— tuvo mucha repercusión y propició un recrudecimiento de la intolerancia sexual no solo en Gran Bretaña, sino también en Europa. Muchos artistas homosexuales sufrieron represalias y algunos (como en Alemania el pintor alemán Paul Höcker y otros más) debieron emigrar fuera de su país.
Una de las cosas que me parece digno de observación, es la manera en que Wilde relativiza la palabra integridad. Cuando decide denunciar al marqués, su «suegro», por difamación, él afirma que lo hace por amor a la integridad y rechazo a la hipocresía. Pero estaba equivocado… Lo motivó tal vez la vanidad, la pasión, la falta de prudencia. Ser una persona hábil con la lengua, epigramas y otras florituras, no le eximia de sufrir disociación cognitiva. Decía amar a su esposa, y a su amante, -independientemente del tema de la orientación sexual, o de lo que los defensores del poliamor puedan esgrimir-, no es congruente, ni muestra de integridad o de palabra, el jurar fidelidad a uno y a otro. Personas que reprimen o esconden su orientación homosexual o bisexual suelen con su hipocresía y falta de integridad, victimizar a su «amada» su esposa. El amor son hechos, no palabras. En algún momento del filme observamos que Wilde reconoce que a pesar de pregonar la máxima de los griegos «Conócete a ti mismo«, él no se conocía bien.
Desengañado con la sociedad inglesa y arruinado material y espiritualmente, Wilde abandonó la prisión en mayo de 1897. Ahí termina la película, sin embargo, las biografías nos cuentan que vivió junto con Douglas alrededor de tres meses, hasta que la amenaza de las respectivas familias de cortarles los fondos terminó por separarles. Vivió sus últimos días en París con el nombre falso de Sebastián Melmoth, hasta su muerte tres años después, en 1900.
Wilde es una película biográfica británica de 1997 dirigida por Brian Gilbert con Stephen Fry en el papel principal. El guion es de Julian Mitchell y está basado en la biografía de Oscar Wilde escrita por Richard Ellmann.
¿Cómo respetar el derecho de las personas independientemente de su orientación sexual?
Ciento veinte años después de la muerte de Oscar Wilde, aparece la Ley Alan Turing, nombre informal para referirse a la reforma en the «Policing and Crime Act» (Ley de Policía y Crimen) de 2017, en la que se plantea una amnistía retroactiva a los varones que fueron amonestados o condenados en virtud de la legislación histórica que prohibía actos homosexuales.
Con los ojos del siglo XXI nos parece primitivo que sigan existiendo sentencias de lapidación o muerte debido a la orientación sexual. Aunque estas condena capital sigue operando en lugares como Afganistán, Arabia Saudita, Brunéi, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Pakistán, Yemen, Sudán, Mauritania y partes de Nigeria y Somalia. Además de la pena de muerte, de los 193 países que conforman la ONU, 68 de ellos prohíben explícitamente las relaciones entre personas del mismo sexo. Esta cifra supone que en más de un tercio de los estados del mundo, son ilegales los actos sexuales consensuados entre personas del mismo sexo. Se considera que más de la mitad de estos países fueron colonias o protectorados británicos. En estos países, -como Jaimaica y San Cristóbal, del Caribe– además de lugares como Malasia, China y Rusia– las penas van desde multas económicas, cárcel, castigos físicos como latigazos o bastonazos, hasta trabajos forzados.
En el Reino Unido, el Código Penal, en particular la Sección 377 permitió sostener y exportar la homofobia a sus numerosas colonias. Cuando los británicos colonizaron el mundo entre el siglo XVI y XIX, también exportaron sus leyes de odio hacia la homosexualidad, una de estas es la «Buggery Act of 1533″ aprobada durante el reinado de Enrique VIII, -el de las seis esposas-, y en esta ley se prohibe la homosexualidad masculina, y se castiga con muerte el sexo gay, pero no incluye el lesbianismo. En 1952, Alan Turing, pionero de la informática, fue condenado a la castración química por su homosexualidad. Finalmente se despenalizó la homosexualidad en Inglaterra y Gales en 1967, y para 1982 se había detenido la criminalización de la homosexualidad en todo el Reino Unido. Pero muchas de las que fueron colonias británicas como Barbados, Guyana, Ghana, Kenia, Pakistán, Singapur, aún no tienen equidad hoy en día. Entre el 2010 y 2014, casi 600 personas fueron condenadas por las leyes homofóbicas de Kenia. En el 2010, 2 hombres gay fueron sentenciados a 14 años de trabajos forzados en Malawi. En el 2018, 20 hombres fueron acusados en una redada de un club gay en Malasia. En el 2019, al menos 120 personas fueron arrestadas en un LGBTQ bar en Kampala, Uganda. Jamaica fue conocido como el país más homofóbico de la Tierra, porque las personas gay eran linchadas por masas furiosas en el siglo 21.
Con una larga lista de sentencias a homosexuales que atentan a los derechos humanos, el país intenta «redimirse» con la Ley Alan Turing, nombre informal para referirse a la reforma en the «Policing and Crime Act» (Ley de Policía y Crimen) de 2017, en la que se plantea una amnistía retroactiva a los varones que fueron amonestados o condenados en virtud de la legislación histórica que prohibía actos homosexuales. Esta ley perdonaría aproximadamente a 15,000 ciudadanos vivos del Reino Unido, y otorgaría el perdón póstumo a alrededor de 40,000, incluyendo a Oscar Wilde. La primera ministra Theresa May, en el 2018, afirmó que lamenta profundamente el rol que el Reino Unido jugó al introducir las leyes homofóbicas en sus colonias: “Soy muy consciente de que estas leyes a menudo fueron implementadas por mi propio país. Estaban equivocados entonces y están equivocados ahora.” Ese mismo año, India legalizó las relaciones homosexuales consensuadas.
Por estas y otras razones: Continúa siendo de vital importancia educar a las juventudes en los derechos humanos, tanto para que se puedan defender en caso de una posible agresión, como para que sean promotores de los valores universales como el respeto, la paz y la unidad.
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