@masterraalkivictorieux Master Ra’al Ki Victorieux
Una emotiva historia de renacimiento se despliega al amanecer, donde la lucha por la supervivencia cobra vida. 🌅🌹🦋 #Renacimiento #Amanecer #Resiliencia https://wp.me/p3JLEZ-65x
Descubre como la resiliencia y el renacimiento toman forma en este emotivo relato de Master Victorieux, con el seudónimo de Vamp Iris Atma Ra. Acompaña a la protagonista en su lucha por la supervivencia al amanecer, donde la ausencia y el hambre se entrelazan con una fuerza desgarradora. Sumérgete en este relato que despierta las sensaciones más profundas y conmovedoras, y encuentra el poder transformador que aguarda en sus páginas.

Amanecer
Vamp Iris Atma Ra
Desdentada y seca, la vejez se había apoderado de mi médula, de mis córneas, pero mi vestido aún respiraba primaveras, retoños de irises, hojas en verde tierno, y cantos de las aves.
Entré a la recámara como una extraña. Mi vista recorrió minuciosamente cada detalle. La alfombra color vino, la cama con edredones y cojines que alguna vez nos abrazaron. Este espacio en que habíamos soñado con el gozo y la dicha, en ser copas para la miel nocturna, salvos por nuestra unión.
¡Farsante!, ausente, verdugo, has talado mis bosques y mis horas. Encuentro el espacio desordenado, me pone ansiosa este silencio. He amanecido después de noches en el desierto. Cruzar la puerta al amanecer es otro intento por encontrarte, hambrienta y despeinada, pero sólo perduran las huellas de la ausencia tras el huracán.
-“Hay que bajar de la cama con el pie derecho”. Me digo en un intento de sobrevivencia, mis pasos atraviesan restos de comida, laberintos de medias y calcetines, documentos oficiales y cartas de amor arrugados, flores secas, envolturas de chocolates y medicinas. Te has llevado tu equipaje y el agua. Sedienta, con frío, levanto un reboso y los restos de las rosas, debajo de sus pálidos pétalos surge un escorpión que amenaza mis pies descalzos. Intento rescatar algo, tener con qué reconstruirme, reúno las tijeras, los dulces derretidos, pero más escorpiones surgen bajo las ruinas y se prenden de mis extremidades. El cabello me cubre el rostro, se derrite como lágrimas carmín entre la noche… ¡Ah!, yo soy esa rosa que ha perdido el hálito de vida, que tiembla en llanto contenido.
¿Por qué no muero? No hay veneno en los escorpiones, o ¿es que soy inmune a ellos? Por ahora sólo parecen perseguirme en vano, pero siento la muerte cerca. Descubro naturalezas muertas a lo largo de la habitación, trozos de granada, y de ganado… huesos y piel seca, sin moscas ni gusanos. Es como si el tiempo se hubiera detenido, y pudiera explorar un instante durante toda una eternidad.
No encuentro alimento, porque no pretendo alimentarme de lo que aquí habita… Esta lluvia ácida entre alacranes y escarabajos. ¿La sal del ambiente empezará a curtir mi piel? ¿Por qué tengo la urgencia de rescatar algo de los restos y evitar la tentación de volver a dormir? ¿Son lobos lo que escucho a la distancia, y dónde están los grillos? Presiento que si descanso no podré despertar, que simplemente crecerá el vacío en mis entrañas, o se multiplicarán los huecos entre mis costillas… ¿Faltará poco para que empiecen a cantar los gallos? Tengo fiebre y deliro, ya no recuerdo la sensación de saciedad, he perdido la noción de las horas, pero aún tengo la conciencia de que hay diamantes debajo de mi máscara de melancolía, de mujer fantasmal. Me esfuerzo en recordar las sensaciones de la miel, la leche, el azúcar, las sonrisas, los rallos del sol; invoco el amanecer.
¿Por qué dicen que existen hechiceros que devoran insectos y cadáveres? ¿Qué sátrapa, súcubo o bruja ha pretendido ingerir mi espíritu? ¿Cómo encontrar la llave fuera de su amargo estómago, la salida de sus habitaciones de hongos y lombrices? Mi alma sabe que puedo elegir sobrevivir, ruego a Dios por el alimento necesario para devolver los latidos a mi corazón. Un pequeño rayo de luz ingresa en mi visión, como un pequeño ojo que se abre y me observa con un Iris violeta, me recuerda y me nombra. Me arrodillo, ¡ah!, respiro profundamente, quiero volver a ser mar, nube, mujer. Estoy lista, con los primeros rallos de sol, saldré por la ventana que da al jardín.
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