Ra’al Ki Victorieux
Este ejercicio de autoaprobación puede parecer contraproducente porque comienza con un supuesto «defecto»: ser depresivo. Explicaré la lógica para que puedas practicar estas afirmaciones con confianza. Después de la declaración de una cualidad «negativa», describo las virtudes y potencialidades de tal característica. Entonces, estamos haciendo las paces con nuestro crítico interno, super yo, figura paterna o materna interiorizada. Este ejercicio nos ayuda a integrar nuestra «sombra», esos aspectos a veces llamados diferentes o difíciles de nosotros, con aprecio y comprensión.

Yo soy DEPRESIVO.
Yo tengo la valentía de enfrentar mis emociones negativas, mis lágrimas y pantanos, las memorias desagradables, los miedos.
Yo soy honestamente humano, y abrazo tanto mis alegrías como las tristezas, en plena aceptación de todo lo que yo soy.
Yo estoy agradecido por la templanza que nace después de superar momentos difíciles, por la resiliencia de levantarme después de cada caída.
Yo he naufragado, atravesado lutos y desiertos, y sigo aquí, pero enriquecido, suavizado por mis dolores y cicatrices.
Yo comprendo y valoro más la felicidad y la dicha compartida, porque he conocido profunda angustia y soledad.
Yo soy frágil y vulnerable, porque estoy en contacto con las bondades de mi corazón y de mi alma, y encuentro que esto es una riqueza de valor incalculable.
Yo soy una persona tan profunda como los océanos, tan vasta como el universo, tan maravillosa como las galaxias.
Yo soy perceptivo de las energías que me rodean, puedo sentir los nacimientos de las estrellas, los fallecimientos naturales, por accidente o suicidio, puedo experimentar el dolor presente y de la historia, soy empático con las víctimas de genocidio y guerras, de tortura, yo soy uno y yo soy todos, y rezo por la sanación de nuestros corazones y espíritus.
Yo soy quien posee el don de la vista, más allá de las apariencias, más allá de las máscaras, más allá de la distancia.
Yo estoy de frente al abismo de la psique, del misterio, de la otredad, amparado por el manto de mis guías espirituales, de la amorosa Virgen María, para cultivar siempre una luz de consuelo, una semilla de redención que ha de florecer.
Yo soy un universo en constante gestación, descubro nuevas formas de traer luz a la oscuridad, de crear renacimientos y victorias.
Yo estoy en contacto con mi profunda oscuridad, que es el lugar desde donde puedo gestar mi más brillante luz.
Yo poseo profundas raíces en esta Tierra, y gigantescas raíces hacia el Sol, hacia los Soles más allá de nuestro pequeño sistema solar, yo sé que trasciendo el tiempo y el espacio.
Yo estoy atento al susurro de las sombras, a los guiños significantes de los múltiples universos y realidades en que coexisto.
Yo amo mi alta sensibilidad, los mensajes que cada célula de mi cuerpo me transmite, en horas de sueño, meditación, o de vigilia.
Yo honro con gratitud la brújula de cada una de mis emociones, sensaciones, y el templo de mi cuerpo, que en esta vida, me permite experimentar la inmensidad, lo sublime y lo cotidiano, lo terrible y lo gozoso.
Yo estoy consciente de que nada muere, todo es movimiento y transformación, entonces, amorosamente, Yo Soy un alma aprendiz de la alquimia en la danza de la transmutación.
Si puedes apreciar el milagro que encierra una sola flor, tu vida entera cambiará
Buda