Esta Bandera no es una Bandera; es una Obra Maestra

Ra’al Ki Victorieux

Les queremos presentar una obra conceptual, de una artista mexicana, que ha logrado visibilidad política y mediática. Logra su cometido de favorecer el que las ideas manifestadas sean el elemento más importante en su creación, más allá de su materialidad.

Spicy Hmädi Iris México Valparaíso. Esta Bandera Es Una Obra Maestra. 2004. Bidimensión pictórica conceptual. Acrílico / tela estampada 60 x 70 cm.  Fotografía de la artista con la obra por Fernando. 

La obra cita a Lichtenstein, quien popularizo la acción de auto titular como obras maestras sus creaciones, y  a Magritte, quien hizo de la definición negativa (Esto no es una pipa) un clásico. La autora desvía la artisticidad del acto técnico (la manualidad del arte) para concentrarse en el acto pragmático y conceptual. Lo que prioriza en este objeto, es el posicionamiento de un discurso, que desde el arte define su status como tal. En este tenor que la obra recuerda a Kosuth:  “El arte es la definición del arte”. Con sencillez y humor la obra presenta un homenaje al arte político, desde los no-objetualismos y al arte pop, movimientos que permean con su influencia la obra de la artista.

Si bien la no-afirmación de la obra no tiene lugar en la pintura -como lo fue con Magritte-, es a partir del título de la pieza que se genera la memoria y la tensión. La autora acota que: “En el subconsciente no existe el “no”… La afirmación negativa, para la psique sigue siendo una afirmación”. La combinatoria de un discurso lingüistico (y de la paradoja) en el marco de las artes visuales es uno de los hechos discursivos constantes en lo conceptual. El énfasis se coloca en el signo plástico, en un proceso de afirmación. La creadora elige usar de soporte una no-bandera (una imagen de la bandera que durante las fiestas patrias en México se consiguen a bajo costo en las tiendas de telas). El uso de una caligrafía de rotulista -gracias al empleo de plantillas Gioser-, es un guiño a los procesos educativos, y también a la intención de “despersonalizar” el trazo, a fin de hacer aún más énfasis en la idea y no en la forma. La mayoría de los públicos esperan que una obra les “hable mucho”, es decir, que a través de la representación mimética o figurativa de la realidad, las imágenes les cuenten una “historia”. De ahí el reto de los artistas abstractos a fin de favorecer que aún sin historias, los públicos dieran la bienvenida a obras que proponen el disfrute estético del color, de la forma. Las artes-conceptuales buscan aún mayor síntesis, un casi “vacío” -no pretenden contar historias, ni hacer uso de complejidades técnicas-, que recurre a signos y símbolos por todos conocidos, en contrastes o combinaciones inusuales, a fin de invitar a las audiencias a resemantizar, renovar la forma de ver el lenguaje (escrito, visual). Dejar que el discurso caiga por su propia gravedad, verificar también, las reacciones que se multipliquen a partir de la representación ofertada a los diálogos públicos de la cultura.

Si deseamos abundar en el “Ser o no Ser” de la bandera… podemos reflexionar en torno a otras preguntas relacionadas: ¿realmente las banderas o más bien dicho, la imagen de estas reproducida maquinal y de forma múltiple por la industria contemporánea, tienen un valor que las convierta en intocables?, ¿el homenaje a la nacionalidad, debería concentrarse únicamente en el homenaje a un símbolo u objeto al que no podamos acceder, como si la ley de forma indirecta impidiera que accedieramos a la renovación de nuestra nacionalidad?, ¿cómo definir el status legal de una práctica social en la que la ley de símbolos patrios sólo permite que los civiles hagan uso de banderas en blanco y negro, pero la ley de oferta y demanda nos permite comprar y vender reproducciones a color en bajo precio -muchas de ellas realizadas en China-? , ¿de qué manera tasar la validez de una censura por el uso de símbolos patrios en el arte, si a lo largo de la historia se han censurado unas y permitido -incluso validado como obras patrimonio de la Nación- obras de arte que representan la identidad y los símbolos nacionales?, ¿es que una bandera o un símbolo nacional adquiere además de su status político o identitario un valor artístico en sí mismo?, ¿es que el arte debe tener fronteras o nacionalidades, o debería de ser un territorio para cuestionar estas y volverlas más flexibles?. Alighiero E. Boetti, artista italiano, nos recuerda: “Uno de los peores errores de nuestra cultura es la división de un mundo único y global en clasificaciones rígidas”.

La autora afirma: “Ojalá que las altas y bajas del arte, favorezcan al final del día, un mundo en el que las fronteras se diluyan o sean más humanitarias, y que la apuesta artística por la consciencia y la utopía, consolide una fraternidad e inclusión universal”.

* El arte conceptual como movimiento emergió a la mitad de los años sesenta, en parte como una reacción en contra del formalismo que había sido articulado por el influyente crítico Clement Greenberg. Sin embargo, desde las décadas de 1910 y 1920 el trabajo del artista francés Marcel Duchamp (principal artista) serviría como precursor, con sus trabajos llamados ready-mades. Daría a los artistas conceptuales las primeras ideas de obras basadas en conceptos y realizadas con objetos de uso común.

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Bendiciones de Amor, Gracia y Trascendencia

Espero que te haya gustado este artículo. Te agradezco un like, comentario, o compartir. También te invito a adquirir mis libros en Amazon Kindle.

Gracias.

Ra’al Ki Victorieux

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