Ra’al Ki Victorieux
„De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero si pierde su propia alma.» Mateo 16:26
En este mundo muchas personas se dedican al fraude, sin embargo, los grandes maestros espirituales afirman que los humanos pierden su alma cuando dan demasiada importancia al mundo de lo físico y la forma. Toda vida está animada por una luz profunda, la del alma superior, sin esa alma, las cosas se desvanecen rápidamente. Lamentablemente es muy común que existan fraudes inmobiliarios e injustos despojos de su propiedad a particulares, tanto en la Ciudad de México como en otros estados del país. En promedio existen 9 desalojos al día en la Ciudad de México, más de tres mil al año, y sin lugar a dudas más de 6 mil en el país, y sin embargo, pareciera existir una complicidad en los medios de comunicación, que generalmente guardan silencio al respecto de esta terrible situación que deja a miles de familias sin su hogar, y las autoridades, que no han logrado establecer una respuesta eficiente ante esta situación de gran injusticia social.
Mi madre y yo hemos sido víctimas de fraude en un juicio especial inmobiliario en el juzgado 57 de lo civil, con el juez Prisciliano Odilón Centeno Rendón; lo que nos ha ocasionado daño emocional, psicológico, al orillarnos a una prolongada situación de severa incertidumbre, estrés, gran angustia debido al estado de emergencia que se experimenta al enfrentar un posible desalojo. Hemos hecho lo posible por aceptar la situación, buscar defensa y mantener la esperanza a pesar de la adversidad.
El daño psicológico es un argumento que se utiliza en los procesos legales para demandar una compensación por el daño. Esto suele requerir el acompañamiento de un abogado que apoye a fin de probar las pérdidas. Es importante poder probar las formas en que uno ha sido emocionalmente afectado. El daño emocional incluye miedo, ansiedad, llanto, falta de sueño, depresión y humillación, también podría considerarse el daño moral, causado por el impacto negativo en la imagen pública debido al fraude sufrido. Son útiles tanto el testimonio personal como el testimonio de familia, amigos, y/o vecinos, así como el realizar un diario con los síntomas a lo largo del tiempo para mostrar el impacto emocional de la situación.
Existe daño intencional y por negligencia. Cuando el daño ha sido causado por la indefensión legal en que nos dejaron los abogados, es decir, por el fraude que perpetraron en nuestra contra, esto causa un daño emocional intencional. Ya que es resultado de una acción realizada con dolo, un delito cometido por los abogados Munir y Mauricio Tanous, y su equipo legal.
Lo grave del daño emocional y psicológico es que esto tiene secuelas que duran muchas veces más que un problema físico. Principalmente, debido a que no ha sido sólo un evento traumático, sino una suma de momentos difíciles ante la indefensión legal, la injusticia y la amenaza de despojo, esto genera un estado de «sobrevivencia», que pone a las personas a la defensiva, en un proceso reactivo de «atacar, huir, negociar o paralizarse», y debido a que esto ha durado varios años, ha generado una situación de depresión generalizada. Durante la mayor parte del tiempo que ha durado este juicio «especial hipotecario» me he sentido insegura, pasé primero por un proceso en que me culpaba a mi misma, o incluso llegué a culpar a mi madre por ser víctimas de esta situación. Después de entender que quienes cometieron el fraude fueron los abogados Munir y Mauricio Tanous y Amin Cholac, y la financiera «Su Casita«, y esto no era nuestra culpa, entonces experimenté una gran tristeza, un proceso de luto, por el miedo de perder mi hogar. Los procesos de depresión se manifestaron en que perdí la motivación de hacer cosas que disfrutaba antes de esta situación, como tener una mayor vida social, e incluso en ocasiones me costaba levantarme para hacer mi trabajo en casa. Vivía en un constante estado de alerta, de ansiedad y preocupación pensando en que algo malo podría pasar en cualquier momento, el tiempo se nos iba en busca de un abogado defensor, en espera de la siguiente resolución legal, o de la llegada anunciada o inesperada de José Luis Ramos y Fusther de Flota, quien había comprado la deuda, ya fuera solo, o acompañado de policías, para reclamar la propiedad. Tuve muchas pesadillas en que soñaba que empacaba y empacaba, y de repente estaba en una casa que se estaba cayendo a pedazos por un terremoto, o que era invadida por personas desconocidas, y escenas por el estilo. En algunas ocasiones me costaba mucho dormir, por miedo a que algo malo sucediera mientras estaba inconsciente, entonces me ponía a llorar aunque estuviera haciendo algo tan simple como cenar o ver la televisión, y sentía mi corazón muy acelerado. La psicóloga me dijo que esos eran síntomas de un desorden de pánico, que tratara de respirar pausadamente y meditar para mantener la calma. También he experimentado estrés postraumático, algunas cosas me causan mucha ansiedad, los «triggers» pueden ser las fechas límites para un proceso legal, el ver pasar frente al domicilio a José Luis Ramos y Fusther en su automóvil, o el día del 2016 en que recibí una de sus visitas, incluso a veces, recibir mensajes de amigos que me mandan noticias relacionadas… En ocasiones no me dan ganas de comer ni de hacer nada, pienso que «ya todo está perdido», que si Ramos y Fusther es un político con años de carrera política, con cargos públicos en Puebla y en la Ciudad de México, si él y su abogado Etienne Salinas son personas con muchas influencias, ambos ligados al PRI, será muy difícil lograr apoyo de los jueces, pero aún así nos esforzamos por seguir buscando alternativas de solución. También, debido al temor del posible desalojo, desarrollé un gran temor de dejar la casa, una condición que se conoce como agorafobia. Otra de las experiencias dolorosas y desagradables ha sido atravesar un luto por la pérdida, primero la negación, el no creer lo que sucede, y ni siquiera tener la capacidad de reaccionar. Después la ira profunda, contra uno mismo y contra los otros, como un proceso de culpa, también. Traté de no dejarme vencer por la ira ni el resentimiento, porque sé muy bien que el odio es lo que más enferma a las personas. Más adelante la negociación, buscar una última esperanza, buscar un abogado defensor, escuchar muchas veces que «ya no se puede hacer nada», y sin embargo seguir insistiendo, y volver a caer lamentablemente en manos de profesionales que no ponen a su cliente como prioridad. Entonces una profunda depresión por la corrupción legal generalizada, y la pérdida personal. Actualmente, estamos aún buscando defensa legal, tratamos de enfrentar lo mejor posible la pandemia, y de aceptar «estoicamente» que pase lo que pase, lo mejor es mantener la calma y salir adelante.
Lamentablemente, sabemos que las mujeres, las personas de edad son particularmente vulnerables al abuso financiero y al fraude inmobiliario. Ese fue el caso de mi madre, quien fue la que compró la propiedad y fue víctima del abuso de sus abogados. Debido a que tiene algunos años más, le ha causado tanta ansiedad este proceso que inició desde el 2013, que además de un alto estrés y ansiedad, sufrió dos derrames cerebrales con parálisis facial. Durante el 2020 se vió bastante mal fisicamente, perdió mucho peso, los familiares se preocuparon y una tía le recomendó hablar con un sacerdote. Durante varias semanas hablaron diariamente por teléfono a fin de rezar para que ella pudiera recuperarse. Aún tiene una salud muy frágil, y eso se suma a mis preocupaciones, ya que debido a que la situación del inmueble ubicado en la alcaldía Miguel Hidalgo aún está en procesos legales en la Ciudad de México, de los cuales necesitamos estar pendientes, no he podido ir a visitarla, porque ella habita en el estado de Chiapas. También, debido a esta situación, a pesar de que por mi trabajo muchas veces puedo necesitar viajar, porque me dedico a la educación en artes y en desarrollo personal, me he contenido. Es decir, no he aplicado a residencias, y he parado mis actividades de impartir talleres o crear eventos culturales en algún estado de la república. Esto me ha afectado negativamente en el área profesional.
No le deseamos a nadie pasar por una situación semejante, nos rompe el corazón saber que es una situación común, es horrible sentir la impotencia de que las autoridades no te escuchan, es vergonzoso, a ratos te quieres morir. Enterarse de sufrir un fraude perpetrado por los abogados quien uno supone la defienden; es algo inesperado, como ver tu seguridad perderse en un incendio. La intensidad de las emociones que experimentamos las víctimas de fraude son una espantosa realidad frente a los criminales de cuello blanco. Hemos puesto nuestro esfuerzo y atención en tratar de lograr justicia, pero aún no vemos claro. Además, debido a que la situación ha tardado años, si bien cuando en un inicio nuestros familiares y amigos se acercaron para brindar apoyo, con el tiempo esto ya les resulta cansado, y son verdaderamente pocas las personas que nos siguen acompañando, a pesar de que esto también les desgasta. Como bien dicen, en los reveses del destino y en la enfermedad se conoce quién lo aprecia a uno verdaderamente.
Estamos seguras que aunque la fiscalía reporta 9 desalojos diarios en la Ciudad de México, son muchos más, porque precisamente por el daño emocional, muchas personas que lo viven, lo último que quieren es revivirlo al denunciar o reportar el fraude. Algunas personas, incluso de forma inconsciente, como forma de auto-defensa de su autoestima, eligen poner más atención en cosas que les hagan sentir bien, y evitar aquellas que los hacen sentir amenazados. Muchas personas tienen resistencia a aceptar que han sido víctimas de fraude y les puede incluso dar vergüenza hablar de ello. Un fraude puede hacer que la autoestima de la persona caiga en una espiral negativa; no sólo han perdido el dinero, sino que sienten que se les ha robado su dignidad y seguridad. Además, durante el momento en que uno recibe la noticia, entra en un estado de shock, de emergencia, en el que es difícil pensar claramente, y si además, quienes supuestamente lo estaban defendiendo, son los abogados que cometieron el fraude y abuso de confianza, pues más difícil de encontrar la forma de tener la asesoría para realizar las desiciones financieras y legales correctas en ese momento. Se experimenta una sensación de que la vida está fuera de control, incluso se pueden perder esperanzas de un futuro mejor. La confianza que uno puede tener en abogados y en el sistema legal sufre un duro golpe, se pierde confianza en el sistema, y también en uno mismo. Algunas víctimas de fraude afirman que se sienten como si hubieran sido violados, o como en un «asalto psicológico», experimentan la misma pérdida de confianza que las víctimas de crímenes con violencia. Debido a que existe la posibilidad de que no se pueda lograr la restitución de lo perdido, y ganar una sentencia contra quienes realizaron el fraude, las víctimas se encuentran en la necesidad de liquidar sus propiedades o incluso declararse en bancarrota para hacer frente al fraude. Pierden la fe en el sistema financiero y legal que supuestamente debía de protegerles, sienten que existe el riesgo de volver a ser víctimas de una situación semejante, porque su información personal ha sido comprometida, también, por la impotencia ante la falta de una diligente y pronta defensa del sistema legal, que les hace sentir revictimizados porque sus denuncias no son investigadas y llevadas a debido proceso.
Según el informe Aftermath 2018 del Identity Theft Center (Centro de Secuelas por el Robo de Identidad), algunos de los impactos del fraude financiero por robo de identidad -que si bien es otro tipo de fraude, genera un daño psicológico semejante al causado por fraude inmobiliario-, incluyeron que las víctimas se pelean y discuten más, no se sienten capaces de confiar en familiares y amigos; sienten que hayan la mayoría no les ha brindado apoyo o cercanía.
Hacemos pública esta información porque deseamos contribuir a generar conciencia de la situación e invitar a las autoridades a dar una mejor y más eficiente respuesta. Necesitamos una nueva y mejor Ley de Protección del Patrimonio que proteja las familias mexicanas. También es importante que desde la educación básica se impartan nociones básicas de defensa legal. Así mismo; es indispensable que la lucha contra la corrupción sean hechos, y no sólo palabras. Deseamos promover el derecho a la vivienda. Encuentras más información en este link https://atmaunum.com/justicia/
Manifiesto Conceptual por una Ley de Patrimonio
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