@masterraalkivictorieux, Master Ra’al Ki Victorieux
Una reflexión profunda sobre la soledad y la libertad de pensamiento, inspirada en experiencias personales y literarias. #Soledad #LibertadDePensamiento #TokioBlues https://wp.me/p3JLEZ-3Jr
Entra en el fascinante mundo de la bitácora filosófica de Vamp Iris Atma, donde la introspección y la creatividad se entrelazan para ofrecerte una nueva perspectiva sobre la vida. Aquí encontrarás reflexiones profundas y provocativas que no solo estimularán tu mente, sino que también te invitarán a cuestionar tus propias creencias y experiencias. La información compartida en esta bitácora será útil para tu autoconocimiento y crecimiento personal, ya que cada entrada es un viaje que te anima a descubrir tu luz interior y a cultivar una vida más plena y auténtica. ¡Déjate inspirar y acompáñanos en esta aventura de pensamiento y reflexión!
2023, finales de año
De alguna manera llegué al Hotel Centro Cultural Quinta Soledad. me hospedé ahí 4 noches. Hasta que un día decidí ponerle su pechera a Bella; mi mascota de compañía y llevarla al jardín. Aunque desde mi registro en el hotel marista advertí que viajo con dos gatitas; y también se los hice saber a las de limpieza para que hicieran sus labores con la puerta cerrada a fin de que no fueran a extraviarse… Me dijeron que me aumentarían en retroactivo y en lo sucesivo una cuota por cada gati. Me pareció excesivo y anuncié que entonces dejaría el lugar.
Las esculturas de mami Marita en el lugar y parte de los jardines tienen su encanto… Pero el hospedaje no es su especialidad. Las habitaciones son pequeñas, algo claustrofóbicas. El agua caliente tarda mucho en salir. En dos ocasiones me sirvieron comida que no estaba fresca; un plato con frutas del desayuno que tenía una sandía con sabor amargo; y una cena en que para acompañar el mole de olla pedí un tamal que también ya amargaba. Supongo que como no tienen muchos clientes se les hace rancia la comida. En casi ninguna habitación el wifi es estable… Eso lo sé porque se interrumpía mi conexión una y otra vez. El primer día en la mañana llegó a arreglar la red una señorita. Le dije que si tenían una habitación con mejor conexión me podría cambiar. Dijo que todas estaban igual. Para la tarde tuve que llamar otra vez por lo mismo. Llegó un joven. Ahora no funcionaba ni la red ni el volumen. Tuvo que probar varios controles hasta que después de casi una hora logro solucionarlo. Después llovió… Se volvió a desconectar la red. Fui a recepción. Dijeron que eso pasaba cuando llovía y que resolverían esa situación al reiniciar los equipos.
Días después visité un departamento en renta que parecía salido de un dibujo de Escher. El inmueble estaba en una privada a la que se accede por escaleras que bajan al sitio. La estancia tiene escaleritas para bajar a la cocina y hay que subir para las habitaciones separadas por una terraza. La calle del lugar era Soledad. Había pertenecido a un cura; o eso dijo el joven de bienes raíces, quien sospecho, robo algo de mi bolso cuando me distraje un segundo.

-¿Y por qué no? ¿Tú no fumas‽
-Lo dejé en junio.
-¿Y Por qué lo dejaste‽
-Porque era muy pesado. Quedarme sin tabaco a medianoche era un tormento. Por eso lo dejé. No me gusta depender tanto de las cosas.
-EStoy segura de que eres de esas personas que se lo piensan todo muy bien.
-No sé. Tal vez. Quizá por eso no le gustó demasiado a la gente.
-Eso te pasa porque da la impresión de que no te importa no gustar a los demás. Y hay gente que no lo soporta -musitó ella con la mejilla apoyada en la palma de la mano-. Pero a mí me gusta hablar contigo. ¡Hablas de una manera tan rara! "No me gusta depender tanto de las cosas."
Haruki Murakami. Tokio Blues
Memorias universitarias
Alguna vez conocí a una mujer llamada Soledad… Ella habitaba y expresaba su nombre, Soledad Fernández Zapata… compartimos estudios en el Centro Nacional de las Artes; y se emocionaba mucho cuando contaba que alguien la invitaba a salir. Era muy demandante y celosa de atención. Me reclamo con una carta pública que no contestara sus correos electrónicos mientras yo mandaba un boletín electrónico que ella recibía. -“¿Por qué si sé que estás ahí; conectada; no me contestas???” Gritaba su misiva que hizo circular en el salón de clases que compartimos. Triste… Su alma era de una música triste y angustiosa. Problemática. Todo empezó con su carta y poco después era el salón completo en mi contra. Claro; ella se hizo pasar por víctima de mi indiferencia y mi Asperger no brinda contrapeso social para estás situaciones. Por supuesto no sólo no contesté sus correos sino que la borre, a ella y su coro de chicas de ojos tristes, de mi lista de mensajes y redes sociales. La mayoría de los neurotípicos funcionan como insectos; con mentalidad de clan y tribu. Soledad tenía estudios en música; por ello me refiero a ella como la “conservadora”, en parte porque me hace pensar en el Conservatorio Nacional, la escuela de música, y en situaciones obsoletas.
Hay otra Soledad más fértil. La de San Juan de la Cruz, la de los verdaderos creativos; extáticos en la contemplación del mundo; la de los misioneros maristas o dominicos o de cualquier orden con vocación de servicio, la de los obstinados científicos, revolucionarios, exploradores, la de las madres abnegadas y devotas, la de la pasión y la fé.
Paso la mayor parte de mi vida sola; porque no estoy dispuesta a ser una polilla alrededor de la luz de cualquier bombilla. Estoy trabajando en cultivar mi propia luz.
Lectura e inspiración libertaria reciente reciente
Cuando leí Tokio Blues de Murakami; me gustaba pensar que el protagonista, un adolescente, era la voz del autor, como una autobiografía. Él leía no sólo autores orientales sino también de Occidente; y gustaba de la soledad. En una ocasión conoce una chica que le explica porque los demás le dejan en paz. “-das la impresión de que no te importa gustar a los demás.” Me causo gracia porque lo entiendo en carne propia. Nadie te da permiso para tener una opinión, para expresarla. No tienes que voltear a ver qué dicen los otros antes de hablar. Pero la mayoría lo hace. Los que nos centramos en nuestro derecho a ser íntegros, -neurodivergentes o no- somos vistos con desconfianza. No danzamos en los círculos de advenedizos, chismes o charlas de boberías. Me preguntó si uno nace con este destino; cultivado a través de eones o al menos de varias vidas de persistente ejercicio mental y contención emocional.
La libertad de pensamiento; y de palabra no es un regalo; en mi experiencia es una osadía social, una conquista tal vez solitaria, pero al fin y al cabo, de toda la humanidad. Porque; ¿qué sería de nuestra historia si todos hubiesen estado más preocupados por caer bien al vecino y no por desarrollar sus potencialidades?
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