Ra’al Ki Victorieux
¿Qué salvar en tiempos de crisis? Algunas personas consideran que es importante resguardar el bien estar de las obras de arte, porque estas representan las luces de la humanidad. Sin embargo, las fuerzas en el poder, muchas veces atacan el arte que se rebela contra la corrupción, o retrata los horrores de la guerra, y protege aquellas obras que se alinean con la ideología dominante. En este artículo presentaré algunas acciones que se tomaron con relación al arte, durante la II Guerra Mundial. Existe una misión de restitución e indemnización, después de la persecución y saqueo de arte realizado por los nazis.
La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945. En ella se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo —incluidas todas las grandes potencias, así como prácticamente todas las naciones europeas— agrupadas en dos alianzas militares enfrentadas: Los Aliados, por un lado, y las potencias del Eje, por otro. Fue la mayor contienda bélica de la historia, con más de 100 millones de militares movilizados y un estado de guerra total en que los grandes contendientes destinaron toda su capacidad económica, militar y científica al servicio del esfuerzo bélico, borrando la distinción entre recursos civiles y militares. Marcada por hechos de enorme repercusión que incluyeron la muerte masiva de civiles (el Holocausto, los bombardeos intensivos sobre ciudades y el uso, por primera vez en un conflicto militar, de armas nucleares), la Segunda Guerra Mundial fue la más mortífera de la historia, con un resultado de entre 50 y 70 millones de víctimas, el 2,5 % de la población mundial.

La Mona Lisa
En febrero de 1943, la pintura más famosa de Da Vinci, la Mona Lisa, se trasladó al Château de Montal, donde se ocultó durante la guerra. Cuando Alemania se rindió en mayo de 1945, las obras de arte del Louvre comenzaron a regresar lentamente al museo. La Mona Lisa regresó el 16 de junio de 1945, pero solo se volvió a colgar hasta el 6 de octubre de 1947.
El David
En enero de 1943, el David de Miguel Ángel fue sepultado en ladrillos para protegerlo de las bombas. La estatua de mármol de 17 pies de la figura bíblica David se mantuvo encerrada durante dos años y medio hasta que se decidió que era seguro revelarla nuevamente. Cuando llegó el momento de quitar su protección, el conservacionista Deane Keller escribió a su esposa: “El punto brillante de ayer fue ver al David de Miguel Ángel finalmente despojado de su protección antiaérea. Estaba polvoriento y sucio, pero fue una gran emoción.”
Hitler, un artista sin éxito, declara la guerra al arte moderno
Adolf fue el cuarto hijo de una familia de clase media. Sus padres eran primos, y su padre fue hijo ilegítimo, por lo que durante los primeros treinta y nueve años de su vida llevó el apellido de su madre, Schickgruber. En 1879, fue reconocido por su padre Johann Georg Hiedler. En el siglo XIX eran comunes en Austria las variantes del apellido Hüttler, Hiedler, Hittler y Hitler, que derivan de Hütte, lo que significa choza, por lo que el apellido se puede traducir como «pequeño campesino«, o «el que vive en una cabaña». Adolf nació legalmente como Hitler. En la escuela básica, los profesores decían que no tenía deseos de trabajar. Abandonó la educación secundaria a los dieciséis años, en 1905, movido por el deseo de dedicarse a las artes. Sin embargo, no logró ser admitido en la Academia de Bellas Artes de Viena, aunque lo intentó durante dos años. Años más tarde, en 1913, intentó ingresar en la Academia de Arte muniquesa, aunque probablemente lo que intentaba era eludir el servicio militar. Las autoridades austriacas le entregaron una citación judicial por deserción, y exigiendo su regreso a Austria. Viajó a Salzburgo, y fue examinado para prestar el servicio militar, pero encontrado no apto para ello.
La Primera Guerra estalla en 1914, y Adolf se presentó como voluntario en el Ejército alemán. Gradualmente, avanzó en la política, hasta lograr ser el líder del partido nacionalsocialista en1921. Durante su ascenso en el poder, en la década de 1930, dirigió su odio a los artistas modernos. Los nazis perseguían e intentaban desprestigiar a los artistas más de avanzada, críticos. Confiscaron obras de Matisse, Van Gogh, Picasso, Max Beckman, Ernst Kirchner, Paul Klee, Oskar Kokoska, Otto Dix, Emil Nolda, Vasily Kandisnky, George Grosz, apodado por algún ideólogo nazi, de «bolchevique cultural número uno», y otros. El régimen nazi retiró la ciudadanía alemana a muchos, y les incluyó en la lista negra de artistas elaborada por el Ministerio de Propaganda. Además de amedrentarles en sus estudios, confiscaron su obra de los museos. En 1937, los nazis realizaron una exhibición de arte histórica en la que exhibieron piezas de arte moderno como «arte degenerado». Existe una clara relación entre la política de persecución al arte realizada por los nazis, y el genocidio perpetrado contra los judíos.
El Tercer Reich realizó un terrible saqueo de obras de arte en los territorios conquistados. En Francia unas 100.000 obras de arte fueron incautadas durante la Segunda Guerra Mundial. Se estima que 60.000 piezas pudieron ser localizadas en Alemania tras la liberación y devueltas a territorio francés. De ellas, 45.000 fueron restituidas a sus propietarios entre 1945 y 1950, unas 2.200 fueron seleccionadas y guardadas en los Museos Nacionales y el resto (algo menos 13.000 objetos) fueron vendidas por la administración a principios de los 50. De esta forma, muchas obras confiscadas volvieron al mercado del arte, otras siguen perdidas desde la Guerra.
Por otro lado, los nazis impulsaban el arte y la publicidad que poseía un discurso complaciente a su ideología, como aquello que se alineaba con el nacionalismo, y con el mito del héroe a la manera grecorromana. Gustaban del realismo romántico,
George Grosz
Pintor alemán, miembro prominente del movimiento dada de Berlín, y de la nueva objetividad. Fue procesado en diversas ocasiones por incitación al odio de clases, ofensa al pudor, vilipendio a la religión y otras razones. En 1921, George Grosz utilizó el arte como un arma, realizando caricatura política, y sátiras de la corrupción militar. Fue acusado de injurias a las fuerzas armadas, y condenado a una multa de 300 marcos. En un abuso de poder, propio de las dictaduras totalitarias, los nazis le retiraron la nacionalidad alemana, tomaron el contenido de sus cuentas de banco, destruyeron sus obras, entre ellas el conjunto Gott mit uns (Dios con nosotros), obra satírica sobre la sociedad alemana. La persecución por los nazis, afectó su desarrollo profesional, y le hizo emigrar a Estados Unidos, donde se nacionalizó como estadounidense e incluso transformó su estilo pictórico, sin embargo, su legado perdura.
Estoy orgulloso de él, que haya sido considerado una «mala persona» por Hitler y toda esa gente. De alguna manera es una medalla de honor.
Marty Grosz, hijo de George Grosz
Ernst Kirchner
Pintor alemán, representante del expresionismo. Fundó el grupo Die Brücke (el puente), que trabajaba en un estilo plano de colores puros, inspirado en el arte primitivo, en el fauvismo francés y en el uso simbólico y psicológico del color. Después del estallido de la Primera Guerra en 1914, en 1915 opta por dejar Alemania y mudarse a Suiza, buscando paz.
Estoy un poco cansado y triste por la situación allá. Hay una guerra en el aire. En los museos, los logros culturales ganados con tanto esfuerzo de los últimos veinte años están siendo destruidos y, sin embargo, la razón por la que fundamos Brücke fue para fomentar el arte verdaderamente alemán, hecho en Alemania. Y ahora se supone que no es alemán. Querido Dios. Me molesta.
Ernst Kirchner
En 1937, los nazis calificron su arte como degenerado y se destruyó gran parte de su obra. Esto afectó su estado emocional y mental. Sus exposiciones empezaron a recibir malas críticas. La idea de que Alemania pudiera invadir Suiza, lo inquietaba sobremanera. El 15 de junio de 1938 se suicidó frente a su casa en Frauenkirch, cerca de Davos, de dos tiros en el corazón.
Armand Dorville
En el momento de la invasión alemana, Armand Dorville, abogado y coleccionista de arte, decidió refugiarse en su propiedad del Périgord, en el sur de Francia, donde murió en 1941. Un administrador provisional, nombrado por el Comisariado General para Asuntos Judíos, se ocupó de organizar rápidamente la liquidación de su patrimonio. En particular, de la colección de arte (cientos de obras que incluían piezas de Renoir, Manet, Signac, Caillebotte, Degas, Delacroix o Rodin). La parte principal se subastó en junio de 1942 en el Hotel Savoy de Niza. Como marcaban las leyes del régimen de Vichy, la venta fue “arianizada”, lo que significa que el dinero fue confiscado por el Estado. Dos años después, cinco miembros de la familia Dorville, incluidos tres de los herederos de Armand, fueron detenidos, deportados y asesinados.
El 15 de febrero de 2022 el parlamento francés aprobó la restitución o entrega de doce de esas obras de arte a la familia, ante los aplausos de herederos y representantes legales, presentes en la tribuna del Senado. Once dibujos y una escultura conservados en los museos del Louvre, de Orsay y de Compiègne les serán devueltos 80 años después de aquella subasta. La misma ley también estipula la entrega de otros tres cuadros a los herederos de sus legítimos propietarios: Rosales bajo los árboles, de Gustav Klimt; Cruce en Sannois, de Maurice Utrillo; y El padre, de Marc Chagall.
En el 2020, ya habían recibido tres piezas de la colección familiar: dos cuadros del pintor Jean-Louis Forain y uno de Constantin Guys, restituidos por el estado alemán. Y el año pasado un Pissarro (Una plaza en La Roche-Guyon) les fue entregado por la Alte Nationalgalerie de Berlín, que inmediatamente se ofreció a comprarlo de nuevo.
“El reconocimiento de la persecución, del espolio y del sufrimiento que los miembros de mi familia soportaron y llevaron consigo durante el resto de sus vidas, especialmente tras el asesinato de cinco de ellos en Auschwitz, es una forma de rendirles homenaje, y una forma de honrar la memoria de aquellos que desaparecieron sin poder presenciar este desenlace.”
Raphaël Falk, uno de los herederos de Armand Dorville
Restitución e Indemnización
En 1998 se firma un acuerdo internacional en Washington por el que 44 países se comprometían a reparar y restituir los bienes a las familias judías expoliadas. Un año después, Francia creaba la Comisión de Indemnización a las Víctimas del Expolio (CIVS) para identificar a las familias de los herederos. En el 2018, el primer ministro francés, Édouard Philippe, impulsó la creación de una misión de investigación y restitución de bienes culturales saqueados para acelerar la investigación, identificar la procedencia de las obras robadas y facilitar su devolución.
En el documental de DW, que presenta El caso Saulman, se muestra el destino de la colección que los empresarios textiles judíos Ernst y Agathe Saulmann tenían en su domicilio particular en las montañas suabas. Después de huir al exilio, le encargaron a su antiguo marchante de arte Julius Böhler que vendiera la colección. Mientras Böhler se beneficiaba de numerosas ventas de colecciones judías, los legítimos propietarios se fueron con las manos vacías y en 1938 fueron internados en el campo de concentración francés de Gurs. Hasta la actualidad solo han podido restituirse unos pocos objetos de la Colección Saulmann. El reportaje muestra también las dificultades para identificar la procedencia de las obras. Además de numerosos expertos en la investigación del origen de los objetos, intervienen el heredero Saulmann, Felix de Marez Oyens, y el nieto de Julius Böhler, quien administra la colección de su abuelo hasta hoy y recientemente entregó el archivo de la empresa al Instituto Central de Historia del Arte de Munich para su investigación.
En el Segundo Protocolo de la Convención de La Haya de 1954 sobre la Protección de los Bienes Culturales en Caso de Conflicto Armado, en el artículo 5, abunda en torno a la prevención:
Artículo 5. Salvaguardia de los bienes culturales
Las medidas preparatorias adoptadas en tiempo de paz para salvaguardar los bienes culturales contra los efectos previsibles de un conflicto armado conforme al Artículo 3 de la Convención comprenderán, en su caso, la preparación de inventarios, la planificación de medidas de emergencia para la protección contra incendios o el derrumbamiento de estructuras, la preparación del traslado de bienes culturales muebles o el suministro de una protección adecuada in situ de esos bienes, y la designación de autoridades competentes que se responsabilicen de la salvaguardia de los bienes culturales.
También, en el artículo 7, establece que las operaciones militares deben tomar precauciones para no dañar el patrimonio cultural.
Artículo 7. Precauciones en el ataque
Sin perjuicio de otras precauciones exigidas por el derecho internacional humanitario en la conducción de operaciones militares, cada Parte en el conflicto debe:
a) hacer todo lo que sea factible para verificar que los objetivos que se van a atacar no son bienes culturales protegidos en virtud del Artículo 4 de la Convención;
Entre las figuras legales que permiten a una nación proteger su patrimonio cultural, se encuentra lo conocido como protección reforzada, la cual se detalla en los artículos del 11 al 14.
Artículo 11 – Concesión de la protección reforzada
- Cada Parte someterá al Comité una lista de los bienes culturales para los que tiene intención de solicitar la concesión de la protección reforzada.
En el capítulo 4 se establecen lineamientos para la responsabilidad penal y jurisdicción, en el capítulo 5 se habla de la protección de los bienes culturales en los conflictos armados de carácter no internacional, y en los últimos capítulos se detalla el rol de las instituciones, y la difusión de la información y asistencia internacional.
Si bien en el marco del derecho internacional humanitario cada vez son más los ejemplos que buscan establecer acuerdos a favor de la protección del arte y la cultura tanto en la guerra como en la paz, sigue siendo importante que sumemos esfuerzos para impulsar la conciencia al respecto. Organizaciones gubernamentales, de la sociedad civil y empresas, suman esfuerzos para proteger los bienes culturales, a través de fomentar normas internacionales destinadas a la conservación y restitución de los mismos en el supuesto de una guerra, e impulsar la educación en torno a la importancia de los derechos humanos, la protección de la vida, y de nuestra historia colectiva.
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