Ra’al Ki Victorieux
Gracias a las opiniones y experiencias de un grupo de activistas sociales, el 8 de febrero del 2022, se desarrolló «Somos Muchos en la Calles, Formas Híbridas de Organización Social«, un conversatorio en activismo, movimientos en la calle, y la perspectiva del activismo hacia el futuro. Con la participación de Oscar Olmedo, fundador de Noches de Rodas, y sus invitados: Ra’al Ki Victorieux, Ricardo Hernández, Luis Quintana Romero, Noemí Luna García, y Lety Gitana. A continuación presento una síntesis del encuentro.
Lety Gitana es periodista cultural, y tiene experiencia en la escena del rock. Ra’al Ki se dedica a las artes visuales, tiene experiencia en la creación individual y colectiva. Noemí Luna es obrera cultural, dirige una editorial. Luis Quintana es profesor e investigador en la economía urbana, participó en el movimiento «La UNAM no paga». Sergio García es profesor, escritor y promotor cultural. Ricardo Hernández es autor de novelas, y consultor en organizaciones de la frontera norte.
En voz de Luis Quintana los movimientos híbridos inician en las redes sociales pero detonan acciones en las calles. A partir de la crisis económica de octubre del 2008, se realiza la Manifestación de las Cacerolas. Otro ejemplo es 2010 en Túnez, cuando un joven se inmola frente al edificio de gobierno porque le levantaron su puesto de fruta de las calles y él se negó al soborno. Las Indignadas en España también realizaron convocatorias en Facebook. Así mismo, los ocupas de Wall Street realizaron llamados a través de la red. Son protestas encabezadas principalmente por jóvenes. El movimiento de «La UNAM no paga» se realizó en la Ciudad de México, incluso simulando una toma de las instalaciones en la realidad virtual.
Lety Gitana recuerda el Movimiento Cannábico Mexicano, que ha crecido en número gracias a las redes. Con anterioridad a la red, las convocatorias eran en persona o teléfono, pero la Internet multiplica el alcance de las ideas. En la pandemia, ella convocó un pequeño movimiento para reunir apoyos para las personas más necesitadas de alimento, para ayudar a las personas cercanas dedicadas a la cultura.
Ricardo Hernández se cuestiona ¿qué papel juegan las izquierdas de los 60s, 80s en la actualidad?, y ¿cómo relacionar las herramientas -como las redes- con los foros, debates, las nuevas realidades?
Ra’al Ki afirma que en ocasiones hay buenas intenciones, pero hay que cuestionar las ideologías. Por ejemplo, Marx era más un agitador extremista, como contrapeso de la extrema derecha que representaba Hitler. Necesitamos posiciones menos extremas. Está bien hacer cadenas de favores con los 5, 7, 21, y bogar por la justicia social. Las aparentes democracias son el trauma contemporáneo, cuando se vulnera el derecho de los artistas, la justicia social, los derechos económicos de los ciudadanos, no estamos en una verdadera democracia. Necesitamos estar convencidos de que el discurso, el sueño, la integridad de los valores y derechos son más importantes que tu zona de confort, o tus ganas de no incomodar a otros.
Sergio García apunta a lo transhumano, poshumano, a que estamos en un momento nuevo de la historia. Cita el libro Asamblea, en que se critica a los movimientos sociales que aparecen y abandonan sus aspiraciones no han sido derrotados sin lograr un cambio duradero. Se necesita producir nuevas subjetividades en vez de eliminar liderazgos, que son necesarios, conectados con la multitud, para mantener los movimientos. Para construir una asamblea híbrida, no sólo presencial, sino también virtual, la convocatoria tiene que ver con el manejo de las redes, y con una construcción de las subjetividades. Esta tiene que tener una serie de nodos que pueda favorecer la permanencia en el tiempo, esto se relaciona con el liderazgo. De acuerdo con Foucault, esto tiene que ver con la correlación de fortalezas. Se trata de buscar un hilo conductor que permita encontrar la forma de desarrollar a futuro el movimiento social. El planteamiento de la Cooperativa, es predominante en las sociedades para aglomerar más de uno, en una lógica de ensamblaje, a fin de enseñarnos a aprender a cooperar no sólo a través de la inteligencia biológica, sino también de las inteligencias tecnológicas actuales. Es importante cuestionar las formas históricas de acción social, así como las delincuencias que podrían trabajar con el poder político, y la complejidad que implica la defensa de la naturaleza hoy por hoy.
Ra’al Ki afirma que si bien en ocasiones no suena muy democrático reconocer la importancia de un líder esto es real, sin un liderazgo muchos proyectos colectivos desaparecen. En la actualidad es lamentable que muchas veces los que tienen la voz líder son los influencers de la cultura pop, o del deporte, que probablemente no invitan a lo mejor de los humanos, sino a frases de moda pero inconscientes. Por ejemplo, una Lady Gaga que en una película maltrata al esposo e íncide en que se suicide su pareja y en otra lo mata, o un Rocky que dice «te hace falta ver más box» y que puede indirectamente fomentar la discriminación a una masculinidad más incluyente. No importa si no te siguen 3 millones, sino que tan consciente es tu liderazgo. Si eres activista, no estás solo, menos si trabajas por el bien común, aunque te sigan sólo 7 personas. Siempre hay una luz de la conciencia, como un Pepe Grillo que te dice que ir al planeta donde puedes comer todos los dulces que se te antojan no es lo mejor, y te invita a salvar a tu padre aunque termines dentro del estómago de una ballena. Un activismo político se enriquece al considerar la espiritualidad y el sentido común. Reconocer que hay valores que sobrepasan la historia, y no importa si lo dijo Marx o Jesús, o quién lo dijo, incluso aunque eso venga de tu peor enemigo, porque es de las crisis donde aprendes a ser más resiliente, y a encontrar tu voz, y una voz que no te sirva sólo a ti mismo, sino también a tu comunidad.

Lety Gitana cuestiona si las mujeres realmente apoyan las cuestiones de género, algunas dicen que los activismos no las representan. Ricardo Hernández retoma la historia de las izquierdas, que de ser patriarcales están enfrentando una transformación, también recuerda las fuerzas militares del estado, y las influencias de las grandes empresas, como las mineras. No quiere decir que el poder sea invencible. Ante la inferioridad numérica, la superioridad estratégica. Sin embargo, más allá de la virtualidad, existe ese poder, y aunque un movimiento nazca en lo virtual, puede terminar cuerpo a cuerpo. En dictaduras incluso se puede investigar una ciudad calle por calle, puerta por puerta, con drones y otras tecnologías, hasta erradicar la resistencia. Al defender un terreno, tierra, por ejemplo, con los narcos, también estos utilizan armas y drones. Noemí Luna afirma que no hay movimiento social sin literatura, porque ahí nacen los Manifiestos. Relata que fue activista de la UNAM, y los ideales estaban en un Manifiesto. Así como en el feminismo se adoptan banderas de los teóricos, Marcela Lagarde, otros, y el mismo fenómeno se da en la lucha por la ecología. El cuerpo es lo último que se va a defender. Las ideas son las que hacen la revolución. El estado viola a las activistas, porque es una forma de represión del estado, pero son tan grandes sus ideales, que hasta el cuerpo sacrifican. Están convencidos de lo que desean hacer. Cuando tenía 19 años, era sirvienta en una casa y tenía que trabajar para pagar sus estudios, cuando hacen el incremento de cuota, dice ¿qué vamos a hacer? No podemos dejar que nos quiten el derecho a la educación ni a nosotros ni a nuestros hermanitos, sobrinas, los que vienen… Como humanos somos capaces de ser animales y matar, pero también de ser conscientes, crear una cultura, un acto de amor y de intelectualidad. Soy afortunada porque tuve educación, mi madre, mi abuela no. Una generación se va a romper la madre, y otra va a ser la generación merecedora.
Luis Quintana retoma las izquierdas, fuera de movimientos partidos políticos tradicionales, movimientos que exploran el sentido de la vida, movimientos de indignados, jóvenes indignados por el cinismo del poder. Como los ocupas de Wall Street, que cuestionan que 99% sean sacrificados por el 1% que tiene la riqueza. Estos movimientos han tenido la oportunidad de manifestarse sin liderazgos tan claros, no son movimientos de influencers, son casos que arrancan, irrumpen. Tienen una expresión diferente a la de las izquierdas históricas, que tal vez no se han sabido adaptar a estos cambios. En el libro de Castells, Redes de Indignación y Esperanza, se citan varios ejemplos de este tipo de activismo. El movimiento de La UNAM no Paga se inició por los estudiantes y se promovió en las redes. El salario de un profesor universitario, por hora es alrededor de 150 pesos mexicanos, es decir, salarios muy bajos, y además que en ocasiones reciben con gran retraso. Se organizó con asambleas generales, que varió cada día, coordinada por diferentes jóvenes. Se declaró un paro en 22 planteles, un paro de clases en línea. Eso se dió en medio de la pandemia. Un grupo de estudiantes tomó la dirección de la facultad en forma virtual, quien se indignó en las redes sociales. Existen dos sindicatos, que no tienen capacidad real de defensa de los profesores. También sugiere el documental Inside Job, que habla cómo en Islandia ante la crisis económica, se expropia a los tres bancos causantes de la crisis, se deja de pagar la deuda externa, etc., entre otras medidas que permitieron al país resurgir económicamente.
Estas y otras reflexiones se dan en el conversatorio, en general, invitando a las audiencias y a los actores sociales, a promover cambios y acciones creativas, conscientes, y por el bien común.
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