
Ramón Menchaca García *
Análisis de un grabado de Gustave Doré, que ilustra el primer capítulo de la edición francesa de El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra de 1863 que lleva como título Don Quixote. Este grabado resume de muchas maneras la obra completa en el más puro estilo de la época y con la maestría de Doré. Quien con una sola imagen, nos introduce al mundo desquiciante de los pensamientos de Alonso Quijano; Don Quijote de la Mancha.
Lo que lee Don Alonso
Este análisis se basa en la propuesta de Rudolf Arnheim
en su libro Arte y Percepción Visual. Don Quijote esta rodeado por una composición oval de libros y personajes de todo tipo. De diversas proporciones; desde la enorme cabeza de un gigante, abajo en el extremo izquierdo, hasta los pequeños caballeros montados en ratones en la parte inferior central. La gráfica en blanco y negro, destaca la luz que entra por la ventana del lado izquierdo y que ilumina a Don Quijote.
Si bien es un retrato de Don Alonso, no podemos dejar a un lado a los personajes que lo rodean. De alguna forma sabemos que son personajes que salen de su mente pero en este caso lo enmarcan, lo centran. Aunque lo que en realidad esta en el centro es el espacio entre su mirada y el libro, podríamos decir que, “lo que lee”, es el centro del cuadro. Así mismo, los espacios vacíos alrededor del rostro y el libro enmarcan aún más al personaje principal y a su actividad. “El aislamiento confiere peso” (Pág. 39).
Don Quijote es la figura principal por ser el personaje “completo” más grande. Por otro lado, vemos que la mayoría de las miradas apuntan a nuestro protagonista, además de muchas direcciones de las acciones de los demás. Parece que quisieran llegar a él pero les es imposible. Esto hace que el peso del grabado recaiga sobre él; aunque no es el personaje más luminoso, sí lo percibimos como el de mayor peso.
La dirección de la luz, junto con la mirada de la cabeza del gigante, la poseedora de los ojos más grandes, hacen que nuestra mirada viaje por el cuadro hasta la esquina inferior derecha en donde nos encontramos a varios personajes que apuntan, no solo con la mirada, directamente a Don Quijote, exactamente en dirección contraria a la de la luz. Esta cabeza gigante debe tener un peso relativo mayor al del mismo Don Quijote, y aún así nuestro loco aparece más arriba, lo que le confiere más peso. Lo mismo sucede con el libro tirado en el piso, que mide más de la mitad del cuerpo de la mujer.
El lado derecho esta mucho más habitado de elementos sin embargo la luminosidad del lado izquierdo equilibra de manera adecuada el cuadro. Por si quedaba alguna duda de que el retrato es de Don Quijote; su figura esta enmarcada en el rectángulo que forma el sillón donde esta sentado; y “la forma regular de las figuras geométricas las hace parecer más pesadas.” (Pág. 39)
Inspiración de libros y espadas
Grabado de formato vertical, con escena costumbrista de un retrato sedente. Al centro; Don Alonso Quijano quien en la mano izquierda tiene un libro que lee en voz alta, con la mano derecha blandea una espada al aire. Vemos el minucioso detalle de las numerosas figuras que habitan su imaginación y lo rodean. Pequeños seres que representan las andanzas de tan ilustre caballero. Aventuras que lo llevarán, a través de su imaginación, a lograr su sueño. Doré, bajo la influencia del estilo predomínate de la época, el romanticismo, encontró gran inspiración en Don Quijote de la Mancha. La locura y los habitantes de la mente se hacen presentes.
Dama, luz y victoria
Iconográficamente, el hombre famélico, viejo, con un triste disfraz de caballero andante, medio calvo, con ese bigote y esa barba, leyendo y atormentado por los personajes de sus lecturas, es, inequívocamente, el gran Don Quijote de la Mancha. Al reconocerlo, le damos más significado a su figura. Doré nos brinda, también, los elementos que reflejan el ser quien es: Los pesados libros de caballería, las representaciones de las desquiciantes batallas y todo lo que llevó a Alonso Quijano a convertirse en Don Quixote.
Destacan los dragones amenazantes, la grotesca cabeza del gigante, los maléficos ogros que someten a las adorables doncellas… pero sobre todas las imágenes, la de la adorable Aldonza Lorenzo; fuente de luz, de toda valentía y honorabilidad que cabe en Don Quijote. Es ella, quien nos da la única luz sobre la imagen y quien más adelante en el relato se convertirá en Dulcinea del Toboso, elegida por Don Quijote para ser la dama a quien dedicará sus victorias.
Doré
Nacido en Strasburgo en 1832, desde muy corta edad se dedicó a la ilustración por medio del grabado. Su primera encomienda importante fue la ilustración de los trabajos de Lord Byron en 1853. El siguiente trabajo fue la ilustración de la Biblia (1865), que tuvo un gran éxito. Esto le llevó a su primera exposición en 1867, con mucho éxito, lo que le permitió poder cobrar cantidades record para la época en sus siguientes trabajos. Por ejemplo, poco antes de morir, en 1883, cobró 30,000 francos por ilustrar una versión especial de El cuervo, de Edgar Allan Poe. Fallece en 1883 en Paris.
Inventar en lugar de copiar
Doré nos demuestra la maestría en la técnica y no sólo eso, también una profunda comprensión de las obras que ilustra.
Aunque reconocido por su técnica, la creatividad de Doré no se supo reconocer en todos los ámbitos. Fue acusado por el Art Journal de «inventing rather than copying»,
“inventar en lugar de copiar”. Independientemente de las críticas, el maestro Doré fue ejemplo y punto de partida para la ilustración de libros de la época, así como el favorito de muchas casas editoras no sólo en Francia, sino en otros países. En Inglaterra tenía un contrato por 5 años con Grant & Co para ilustrar London: A Pilgrimage, que contenía 180 grabados y fue publicado en 1872, lo que le hacía mudarse a Londres durante 3 meses al año, todo esto por £10,000 al año.
Criticado por la salvaje descripción de la pobreza de la ciudad de Londres, fue reconocido por su habilidad para el grabado. Algunas de las imágenes arquetípicas que tenemos, por ejemplo, del infierno de Dante fueron creadas por Doré. Así, publicando en las casas editoras más importantes, influenció el arte de la ilustración en toda Europa hasta nuestros días.
Maestría Gráfica
Imposible no reconocer la maestría de Gustave Doré en el grabado. Es innegable la influencia de su trabajo en el mundo de la ilustración y en el inconsciente colectivo. Doré convirtió cada uno de sus trabajos en una obra de arte. Hoy en día reconocemos muchas de estas imágenes como arquetípicas de nuestra cultura, tal ves, incluso, en el inconsciente social. Como las representaciones del infierno de Dante. Mi padre fue bibliófilo, y Don Quijote fue su loco favorito, por lo que mis primeros acercamientos a las obra clásicas son las ilustradas por Doré.
1Rudolf Arnheim (15 de julio de 1904 — 9 de junio de 2007, a los 102 años) fue un Psicólogo y filósofo nacido en Berlín, Alemania en 1904. Influido por la psicología de la Gestalt y por la hermenéutica. Realizó importantes contribuciones para la comprensión del arte visual y otros fenómenos estéticos. Ha publicado libros sobre la psicología del arte, la percepción de las imágenes y el estudio de la forma. Probablemente su libro más conocido sea Arte y percepción visual. Psicología del ojo creador. Madrid: Alianza. 1979 (edición original, 1954). Uno de sus argumentos más originales, presentado en el libro “visual thinking” es que el hombre moderno está permanentemente acosado por el mundo del lenguaje. Arnheim plantea que existen otras formas de aprehender el mundo basadas, por ejemplo, en la vista. Para Arnheim, existen ciertas cualidades y sentimientos que captamos en una obra de arte que no pueden ser expresadas en palabras. Esto se debe a que el lenguaje no provee de un medio de contacto directo con la realidad. El lenguaje solamente sirve para nombrar lo que ya ha sido escuchado, visto o pensado. En este sentido el medio del lenguaje puede paralizar la creación intuitiva y los sentimientos.
2Rudolf Arnheim Arte y percepción visual. Psicología del ojo creador. Madrid: Alianza. 1979 (edición original, 1954).
3Idem.
4 Ackyroyd, Peter (2005). London: A Pilgrimage (introduction). Anthem Press. pp. XIX.* Este texto fue resultado del taller Consciencia Creativa impartido por Ra’al Ki Victorieux (Iris Atma) en Iconos, Ciudad de México.
Bendiciones de Amor, Gracia y Trascendencia
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