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¡Oración a la Preciosa Sangre de Cristo! 🙏🌹 Ofrezco mis pensamientos y acciones con María Inmaculada. Que su intercesión nos guíe. #Oración #Fe #AmorEterno https://wp.me/p3JLEZ-6oq
La oración a la Preciosa Sangre de Cristo es un poderoso recurso espiritual que ofrece consuelo, protección y fortaleza en los momentos de prueba. Al recitar estas palabras llenas de fe, el lector encontrará un refugio seguro en la Divina Sangre de Cristo, experimentando la promesa de amor eterno y la certeza de la intercesión maternal de María Inmaculada. Esta oración da la oportunidad de conectar con la fuente de gracia y misericordia, y de consagrarse cada día a la adoración y amor a la Preciosa Sangre de Jesús, lo que brinda paz y esperanza en medio de las dificultades de la vida.
Todos los demonios unidos, son impotentes sobre aquellos que se cubren con la Divina Sangre y buscan refugio en las llagas de Jesús.
Oh mi Dios, en unión con el Inmaculado Corazón de María, yo te ofrezco mis pensamientos, palabra y acción de este día. Yo deseo ganar los méritos que pueda, ofreciéndolos junto conmigo a María Inmaculada, a quien Tú has nombrado la Dispensadora de los méritos de Tu Preciosa Sangre. Que ella interceda por mí.
¡Preciosa Sangre de Jesús, Sálvanos!
¡Sagrado Corazón de Jesús, ten misericordia de nosotros!
¡Oh Sangre de Jesucristo! Yo Te adoro en Tu Eucarística presencia en el Altar. Yo creo en Tu poder y dulzura. Penetra en mi alma y purifícala, en mi corazón e inflámalo.
Preciosa Sangre de Jesús, realmente presente en la Sagrada Hostia, alumbra mi inteligencia y toma posesión de mi mente, circula siempre en mis venas, que todos mis sentidos sean marcados por Tu Divina unción, que mi corazón lata sólo por Tu Gloria y que mis labios te exulten por siempre.
Por la voz de Tu Sangre, ¡Oh Jesús! Yo te suplico, te solicito, te ruego, hasta que me oigas. Tantísimas gracias, tantísimas mercedes han brotado de Tu Sangre, que yo debo esperar en su eficacia con paciencia.
¡Oh Jesús!, por la Preciosa Sangre, siete veces derramada por el bienestar de los hombres, por cada gota de ese Precioso Sangrado de nuestra redención, por las lágrimas de tu inmaculada madre, yo te ruego, te suplico que oigas mi ardiente oración: (se realiza la petición).
¡Oh, Tú que durante Tu vida mortal consolaste tantos sufrimientos, sanaste tantas enfermedades, levantaste tan a menudo los ánimos caídos. Tú que no fallaste en tener pena de los gritos de las almas que desde lo profundo de la angustia clamaban a Ti!
¡Oh, no, no es imposible! Otro suspiro de mi herido corazón y de la herida en el Tuyo, y fluirá hacia mí una onda de Tu Misericordiosa Sangre, la gracia tan ardientemente deseada. Oh Jesús, Jesús, acelera la llegada del momento cuando Tú cambiarás mis lágrimas en gozo, mis suspiros en acción de gracias.
Santa María, fuente de la Divina Sangre, yo te suplico que no pierdas esta ocasión de glorificar la sangre que te hizo Inmaculada. ¡Nuestra Señora, ruega por nosotros!
Preciosa Sangre palpitando en el Eucarístico Corazón de Jesús, yo Te adoro y Te ofrezco en homenaje mi alabanza y amor.
En el Calvario Tu vertiste el precio de mi redención; en el altar, Tú eres mi vida y la fuente de todas las gracias que se hayan nunca conocido. Sangre Divina, yo Te doy gracias. Tú eres el grandísimo regalo de Dios al hombre, la prueba y promesa de amor eterno.
¡Oh, Sangre Salvadora!, tan a menudo desconocida y olvidada, yo me obligaré a ofrecerte reparación durante mi vida. Por mediación del Inmaculado Corazón de María, mi Madre, yo deseo consagrarte todos los días de mi vida a Tu amor y adoración, yo pongo mi persona, mi familia, mi trabajo, mi casa, en especial manera bajo Tu poderosa protección; que Tu bendición siempre descanse sobre mi familia y sobre todos quienes son queridos por mí.
Cuando las tormentas de la vida se aglomeren cerca de mí, cuando pruebas y tentaciones me opriman fuertemente, sé Tú mi refugio y mi fortaleza. Bendecidos por Ti, mis gozos serán más dulces y cada tristeza que yo tenga Tú la suavizarás. Sobre todo, a la hora de la muerte, ¡oh Preciosa Sangre!, se Tú mi paz y mi esperanza. Que Tu insignia sea mi pasaporte a las Eternas playas, Tu Voz mi mediadora delante del trono de la Justicia de Dios, abriéndome las puertas de la Ciudad Inmortal donde por siempre Te amaré y gozaré en tí.
Amén.
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