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Tianguis de Arte en Oaxaca

@1tm122n22m Atma Unum

Descubre el desafío de Ra’al Ki Victorieux al organizar una exposición itinerante en Oaxaca y Chiapas, exponiendo la dura realidad del mercado del arte en México. #ArteMexicano #ExposiciónItinerante https://wp.me/p3JLEZ-5q6

Reproducimos la siguiente nota de prensa en la que se menciona un proyecto de exposición de arte realizado por Ra’al Ki Victorieux (Iris Aggeler). Esto forma parte del proceso de digitalización del acervo de Atma Unum. 

Tianguis del Arte en Oaxaca. Atma Unum
Tianguis del Arte en Oaxaca. Atma Unum

Tianguis de Arte en Oaxaca

Desde finales del año pasado, convoqué al Intercambio de Artistas Visuales Chiapanecos y Oaxaqueños, exposición itinerante. Fue difícil que los oaxaqueños aceptaran confiar su obra a una chiapaneca recién llegada. Les han pedido obra para exposiciones en México, Monterrey, Italia, y la trampa se ha repetido, el organizador de la citada exposición se lleva la obra para nunca volver. El terreno del arte es fructífero para estafadores que con una invitación obtienen gratis una colección de arte. Yo no podía ofrecer un seguro para la obra, sin embargo, más de treinta pintores oaxaqueños respondieron y hasta la fecha, se están arriesgando confiando en que les devuelva al final del evento su trabajo. Haré todo porque así sea. También se sumaron a la aventura quince chiapanecos, en total cincuenta autores y ciento cuatro obras.

Proteger el valor de la obra es importante, porque -aunque usted no lo crea- las cuestiones económicas preocupan a los artistas, y sobre todo a aquellos que tienen familia. La situación financiera de la abrumante mayoría de artistas es cada vez más difícil. a) a más artistas, menos clientes. b) una clientela poco informada. c) proliferación de galeristas o vendedores sin escrúpulos. d) los artistas se desentienden del papeleo, con lo que son presa de un mercado del arte voraz.

Reina una insuficiencia profesional entre artistas (productores), galeristas y vendedores (distribuidores), y público (consumidores) por igual. Las consecuencias de un manejo ineficaz del producto artístico son, como lo cita Felipe Ehrenberg, tan graves o más como las del manejo ineficaz de los recursos naturales, o de cualquier mercancía producida en México.

Hay que señalar que el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Chiapas apoyó con el seguro. Pero el seguro no puede proteger todo. Es sorprendente que los artistas se desatiendan de cuestiones tan sencillas pero no menos importantes como el montaje y el embalaje. En cuanto al montaje, el marco de que una obra es importante, porque si se trata de un naranja “quítate que ahí te voy”, o es kitsch, más propio para una foto de una quinceañera, le quita seriedad a la obra. Incluso, varios trabajos en papel, tienen un marco que aumenta el peso innecesariamente, y la obra no tiene protección adecuada (bamiz o acrílico), a veces es presentada en un marco que está prácticamente roto.

El embalaje no canta mal las rancheras, un óleo fresco, envuelto en papel kraft, obviamente el papel llega pegado a la obra. Un autor que agrega grandes texturas, y objetos a sus obras, no las protege para evitar que los objetos llegaran desprendidos o rotos. Si analizamos que cada obra vale en promedio de $3000.00 MNX, cifra aproximada lo que cuesta un centenario, ¿ustedes encuentran lógico que la entreguen envuelta en papel para las tortillas, en un paquete en el que van obras de diversos tamaños, apenas sostenidas por una tira de fleje? Por ello, las piezas llegaron sueltas, afortunadamente, completas. Ya para el transporte de Oaxaca a Chiapas, el Taller Tamayo facilitó cajas de madera.

A pesar que la fecha -febrero del 2000- para exhibir en el primer sede (Escuela de Bellas Artes, UABJO) fue acordada con suficiente anterioridad, recibimos el espacio con poco tiempo, y la advertencia: -ahí están mamparas, galería y pintura, pero no tenemos presupuesto ni personal. Así que ahí nos ves, a toda una fila de artistas haciéndola de brocha gorda. También nos tuvimos que chiflar la museografía y el montaje. y de paso, el director, nos dio dinero para ir a comprar el hilo, las armellas, los clavos, el cartón, etc., ya que tampoco había personal para mandados y talachas. El día que llegó (bastante “alegre”) el coordinador de artes plásticas, fue al terminar el montaje, para felicitarnos y ofrecernos una disculpa por no haber ayudado. Pero claro, en las invitaciones a la exposición, la universidad se dio todo el crédito por el evento, sin reconocer la labor de las demás instituciones oaxaqueñas y chiapanecas patrocinadoras. Con todo, les agradecemos el espacio. Aunque queda este sabor de boca de que los artistas parecemos mendigos, y no invitados.

En los minutos de transporte de obra a la segunda exposición -marzo- un encausto (pintura con cera) llegó derretido. Pude darme cuenta que la artista no utilizó cera de abeja y resina, sino parafina, la cual no tiene la consistencia necesaria para la conservación de la obra, esto implica descuido del autor en la selección y duración de sus materiales. En el centro cultural del ISSSTE colgamos en ambas Galerías, Rodolfo Morales y la de los corredores, con bastantes visitas y comentarios.

En esas fechas mi pareja y yo pensamos que era buena idea asociarnos con otra pareja para abrir la galería TERA. Parte de la obra que por cuestiones de espacio no se había colgado en el ISSSTE, encontró paredes en el nuevo proyecto. En tres semanas nos dimos cuentas de diferencias suficientes para venderles nuestra parte a Carmen Hernández y Kurt Neuhaus.

Después de la disoluión, por casualidad, el casero nos comentó que nuestros ex socios, previamente y sin consultarnos, habían cambiado el contrato de renta, teléfono, y se habían registrado en hacienda a su nombre.

Una muestra de obra bajo mi resguardo perteneciente al evento, quedó a consignación en la galería, estipulando el precio de autor, el porcentaje que me corresponde como representante, y el porcentaje de ganancia para la galería. Dicho convenio (porcentajes) fue verbal. Cuando fui a recoger la obra me dijeron, no se va a poder, después de una larga “charla” pude retirar la obra a excepción de una que, según me dijeron, estaba en su casa.

Después sin mostrarnos recibo de venta (o sea que no sé ni a quien ni en cuanto vendieron la obra) me “hicieron el favor” de darme bastante menos que el precio de autor, sin hablar de mi comisión. Esto es práctica común en el mercado de “todos contra todos” y espero que como experiencia me sirva a mí, o a quien lea estas líneas para recordar la importancia de los convenios por escrito y no creer en la palabra, que no existe en estos casos.

Ahora, la obra se exhibe en la galería de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, en Tuxtla Gutiérrez, y el próximo mes estará en el Museo de Arte Hermila Castellanos, en Comitán, Chiapas.

Mi experiencia no es aislada, sino parte del común de prácticas artístico-mercantiles. La expansión de nuestro galerismo privado, y tal como funciona en la actualidad, empieza con el efímero auge petrolero de la época López Portillista, y cobra fuerza al arraigarse la tecnocracia en el poder. Alentada por las señales del boom de arte latinoamericano en Estados Unidos, el volumen de ventas galerísticas crece de manera acelerada. Las galerías siguen atentas a vaivenes estilísticos marcados fuera de nuestras fronteras. Venden “cosas” no conceptos.

Una vez agotado su círculo íntimo de amistades y conocidos, cierran sus puertas para dejar el lugar a otra igual. El funcionamiento de estas empresas es altamente cuestionable, operan en un clima artificialmente competitivo en el que abunda la puñalada trapera y las partes compiten ferozmente entre sí, artistas contra artistas y contra galeros, galeros contra corredores sin cartera, artistas y galeros contra un fisco cuya ignorancia es, si fuera posible aún mayor que la de los comerciantes de arte. La mayoría de las galerías abre y cierra tratos sin tener que rendir cuentas a nadie, organiza exhibiciones y mediar contrato, maltrata obras sin responsabilizarse por la misma, jinetea ingresos y evade al fisco con descaro, explota la ignorancia administrativa de los artistas y, por si esto fuera poco, es totalmente Insensible a las expectativas de su clientela. Las consecuencias perjudican a la sociedad en su totalidad.

Otros ejemplos: Diuxi realizó ventas sin pagar obrar artistas con puntualidad y cerró sus puertas quedando la obra embargada por el casero; una garantía de la renta que la galería debía. Hace meses, monté un individual y una obra en tela fue cortada sin que nadie supiera qué pasó, un pastel fue rayado con bolígrafo. En exposiciones foráneas tardan seis meses o más en devolver la obra. Y le va peor a las instalaciones, obra conceptual, que debido a que, primero, no comprenden su función artística, y segundo, generalmente no tienen valor comercial, frecuentemente se manipulan sin ningún cuidado, se dañan o desechan.

Con la fundación del INBA bajo la batuta de Carlos Chávez, se establecieron los primeros museos contemporáneos de arte y, posteriormente las primeras Galerías oficiales, galerías estudiantiles (de universidades y casas de cultura); como las Galerías oficiales, suelen ser dirigidas por personas no especializadas en las artes visuales, por lo que están a merced del acontecer. Ninguna de estos funciona de manera comercial.

Por lo tanto, me uno al llamado de Ehrenberg para que el artista se profesionalice, las galerías se rijan por la ética y lleven una administración en regla, para que el CNCA medie para determinar tabulación de precios, tratos fiscales acordes con la realidad, protección al productor y al consumidor, pero nada indica que tenga el México ahora esperando elecciones, la capacidad de crear un modelo cultural propio, que responda por igual a nuestros logros históricos, a la economía, así como en defensa de las múltiples personalidades culturales del país. Por esto el caos reinante es más un tianguis que un “mercado del arte”.

Comentarios

El mismo texto fue entregado a los periódicos Rotativo y El Imparcial, y fue publicado con poca diferencia de tiempo. Sin embargo, el Rotativo hizo algunos “cortes” al texto, probablemente por cuestión de espacio. En este caso presentamos la versión de El Imparcial, que es más completa.

Es peculiar como la autora no solamente coordina una exposición itinerante en dos estados y un seminario en artes visuales, sino que también se encarga de la difusión en medios antes, durante y después del proyecto. En un esfuerzo por mantener la objetividad, no por ser la autora intelectual del proyecto sus reseñas periodísticas se concentran en las virtudes o beneficios de este, sino que también es autocrítica con los problemas que surgen en el desarrollo de la producción cultural y autocrítica con el contexto. Ya que es consciente de que lo que sucede a pequeña escala en un proyecto también sucede en otros proyectos y en mayor escala.

De ahí que podemos entender los señalamientos que realiza en contra de los involucrados en el proyecto: A los artistas participantes por entregar la obra realizada con errores técnicos (como el encausto con parafina), mal embalada o por no participar en la museografía. Al personal de la UABJO, específicamente al coordinador de artes plásticas, por ofrecer disculpas en estado de ebriedad, por no haber ayudado en el montaje. A las autoridades de la UABJO por publicar la realización del evento adjudicándose todo el crédito sin reconocer las otras instituciones y empresas involucradas.

Sin embargo, también señala conflictos del “mercado del arte” mexicano, como el que una ignorancia y falta de profesionalismo permea tanto en los artistas, galeros, y en las autoridades culturales.

Para ello también relata otras experiencias que tuvo con anterioridad.
Se refiere a la galería Diuxhi, porque en tal lugar tuvo una exposición individual que se llamó “Azul”. Pero cuando fue a recibir su obra encontró que una de las pinturas realizadas sobre tela había sido cortada con navaja o tijera y una de las piezas realizadas con la técnica al pastel sobre papel había sido rayada con bolígrafo probablemente por alguno de los espectadores. Sin embargo, la galería no sólo no protegió la integridad física de las obras, sino que tampoco se hizo responsable ni por pagar la restauración, ni el precio de las mismas.

Por ello concluye con sarcasmo, que el país tiene más un “tianguis de arte” informal y caótico, que una política cultural o mercado artístico ético, moderno y profesional.

Hemerografía: 

  • Aggeler, Iris (martes 16 de mayo del 2000) Tiaguis de Arte en Oaxaca. Rotativo. Oaxaca, p. 16
  • Aggeler, Iris (17 de mayo del 2000) Tianguis del Arte en Oaxaca. El Imparcial. Arte y Cultura. Oaxaca. p. 17E y 18E.

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<3 Mayor información de la mención de Ra’al Ki Victorieux en los medios de comunicación, en los siguientes links: https://atmaunum.com/raal-ki-victorieux-2/menciones. https://atmaunum.com/category/acervo/mrkv-news/ 

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