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La palabra ángel proviene lat. tardío angĕlus, y este del gr. ἄγγελος; significa mensajero o anunciante. Hablamos de seres espirituales de origen divino que tienen la capacidad de llevar un mensaje o actuar en representación de Dios para ayudar, asistir, proteger, a los seres humanos. Cuando una persona tiene mucha gracia y encanto, bondad, belleza e inocencia, se dice que “tiene mucho ángel”.
En la Biblia se eles llama “Hijos de Dios” (Gén 6, 2; Sal 29, 1; 89, 7); forman el senado divino (Job 1,6; Is 6, 2-3); (Ap 5,11). En los textos más antiguos se habla del “Ángel de Yahvé”, a quien no se le distingue bien de Dios mismo y se le presenta como una personificación de su presencia y mensaje (Gén 16, 7; 21, 17-19, Jue 6, 11-24). A algunos se les llama arcángeles, querubines y serafines (Gén 4, 24; Is 6, 6; 1 Tes 4, 16; Heb 9, 5; Jdt 9), otros reciben nombre personal (Miguel, Gabriel, Rafael (Tob 3, 17; 12, 15; Lc 1, 19.26; Ap 12, 7). El Nuevo Testamento los pone al servicio de Jesús, afirma la autoridad de éste sobre ellos (Mc 1, 13; Mt 26, 53; Heb 1, 4-13), invita a no convertirlos en motivo de discusión, y también habla de los ángeles, emisarios de Satanás (Mt 25, 41; 2 Cor 11, 14; Ap 11). El diablo es un ángel rebelde, por lo que es llamado ángel caído. Cuando una persona es maléfica, se le llama “ángel patudo”.

Características angelicales
Aunque distintas religiones y tradiciones explican el origen y propósito de los ángeles de maneras diferentes, hay varias características generales que describen lo que es un ángel.
Creación de Dios
Tanto las religiones como la filosofía describen a los ángeles como seres puramente espirituales que existen como emanaciones de un ser supremo. Un ángel es “la voz inmaterial de Dios” según el filósofo Filón de Alejandría. Esto quiere decir que un ángel es algo aparte de Dios, pero que fue concebido como un instrumento de la Divinidad. El filósofo judío Maimonides, en su Guía de perplejos, describió a los ángeles como mentes totalmente desprovistas de cuerpo que emanan de Dios. Según él, los ángeles son intermediarios entre Dios y el mundo.
Mensajero
Se piensa que la palabra ángel se deriva del término griego “angelos”, que significa “mensajero”. En la teología de las religiones abrahámicas, los ángeles generalmente tienen a su cargo la labor de dar un mensaje de Dios al ser humano. En la tradición cristiana, los ángeles transmiten mensajes en los momentos más importantes de la vida de Jesucristo, como la Anunciación, su nacimiento y la agonía en el jardín. Aparecen también en la tumba vacía tras la Resurrección. Los ángeles además anuncian otros eventos importantes, como el nacimiento de San Juan Bautista. En el islam, los ángeles son identificados como mensajeros de Dios.
Ser de luz
A los ángeles frecuentemente se les describe como “seres de luz”. Ya que muchas tradiciones consideran que los ángeles son creados por Dios con el propósito de ayudar o dar un mensaje, se les asocia con la luz por ser inmateriales y etéreos. Aquellas personas que relatan encuentros con ángeles, generalmente describen su presencia como luminosa. Los ángeles no tienen cuerpo material, aunque sí se considera que se pueden materializar para llevar a cabo su misión.
Siervo de Dios
Un ángel es reconocido como mensajero de Dios y como un ser de inteligencia superior, gran poder, y pura santidad, pero no se considera que tenga libre albedrío. Un ángel no toma decisiones o genera juicios. Su misión es servir a Dios y a los seres humanos. Según interpretaciones modernas, como las que sugiere el movimiento de la Nueva Era, el propósito de los ángeles es servir y amar incondicionalmente. De esta manera balancean los actos o energías contrarios al amor que generan los seres con libre albedrío.
Trabajador
En las distintas tradiciones espirituales, el papel del ángel como mensajero se refleja de maneras que podrían considerarse trabajos o labores especiales. Por ejemplo, en el islam se dice que los ángeles introducen el alma en el cuerpo, recogen el alma de los muertos y registran los hechos buenos y malos de la vida de las personas. En el cristianismo, el ángel de la guarda o custodio tiene a su cargo la labor de proteger a una persona a través de su vida. Según la cábala, los ángeles existen como una extensión de Dios para producir efectos en este mundo. Una vez que el ángel ha terminado su tarea, deja de existir. El ángel es “el trabajo” mismo.
Aunque el concepto de lo que es un ángel varía según las distintas interpretaciones que han surgido a través de la historia de la espiritualidad humana, sus características generales coinciden. Como emanaciones de la Divinidad, encargados de llevar sus mensajes y realizar su voluntad, los ángeles son los seres cuyo propósito es llenar el mundo de la presencia de Dios.
Representación de los ángeles en el arte
Las primeras imágenes, en el período paleocristino, los representa como hombres; más tarde serán figuras humanas dotadas de alas, con diferentes connotaciones de edad y sexo. Tras el edicto de Constantino con relación a la libertad de culto (313), el ángel será utilizado como referencia iconográfica. En la Anunciación más antigua, la de la catacumba de Priscila (siglos II-III), hay un ángel sin alas, bien para apartarse del repertorio iconográfico pagano o por mayor fidelidad al texto bíblico, que habla de ángeles semejantes en todo a los hombres. Visten las ropas típicas del cristiano, es decir, palio sobre túnica, no llevan el quitón de las victorias aladas ni tampoco van desnudos. Con el tiempo vestirán un traje de dignatario de corte o con caracteres litúrgicos, estolas y dalmática. Más tarde se dota a los ángeles de alas, implícitas en el concepto de enviados de Dios, de seres que vuelan. A partir del Renacimiento, desaparecido ya el peligro de confusión con el paganismo, se les presenta como niños desnudos.
Las jerarquías angélicas
Las fuentes bíblicas citan en diferentes pasajes a los ángeles con distinta función, por lo que más tarde fueron subdivididos en nueve coros o jerarquías. En el escrito De coelesti hierarchia, el seudo-Dionisio Areopagita relaciona armónicamente los hombres con las criaturas celestes. Los nueve más cercanos a Dios son los serafines, querubines y Tronos. Siguen las Dominaciones, Potestades y Virtudes. Concluyen los Principados, Arcángeles, y Ángeles. Este pensamiento será recuperado por Gregorio Magno y estará vigente durante. la Edad Media. Sin embargo, a partir del siglo XV los humanistas ponen en duda tales teorías.
Los Serafines “Seres de fuego”, son los ángeles que están en torno a Dios. Su nombre viene del hebreo seraph, que significa “quemar”, “arder”. Se vinculan con una naturaleza ardiente por el fuego de amor con la luz y la pureza. Fueron representados con seis alas y color rojo.
Encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, y con dos cubrían sus pies y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: ¡Santo, santo, santo es Jehová de los ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de su gloria!
Isaías 6, 2-3
Los Querubines toman su nombre del hebreo kerub, derivado del acadio karibu que significa “orante”. Se citan en Génesis 3, 24; Éxodo 25, 19; 37, 8; 2 Samuel 22, 11; 1 Reyes 6, 25-26; 2 Crónicas 3, 11-12; Salmos 7, 11; 69, 2; 98, 1; Eclesiástico 49, 8; Isaías 37, 16; Ezequiel 9, 3; 10, 2-14; 28, 14-16; 41, 18; Daniel 33, 55; Hebreos 9, 5. En el libro del Éxodo, parecen distinguirse en los querubines, de los que se hacen estatuas para el arca, las representaciones derivadas de los animales guardianes de la región de Mesopotamia, una especie de grifos. Ezequiel vio figuras de aspecto humano con cuatro alas y cuatro rostros, e incluso distinguió un brazo bajos sus alas, y junto a cada uno una rueda resplandeciente. En el Apocalipsis, en un pasaje de san Pablo en la epístola a los Hebreos, se retoma la tradición veterotestamentaria.
Los Tronos, a veces identificados con los Ofanim, son, el tercero de los coros. Sostienen el trono de Dios, y transmiten su voluntad a los demás.
El término Dominaciones es una traducción del latín dominationes usado por la Vulgata latina para traducir del griego bíblico las palabras κυριότητες (kyriotētes) y κυριότητος (kyriotētos), plurales del sustantivo kyriotēs que significa “poder o posición como señor”, cuya raíz κυριός, significa “señor”. Se les señala como los ángeles que “rigen sobre los reinos y tienen en sus manos la victoria o la derrota en batalla” y, haciendo referencia a al pasaje bíblico de Zacarías 1, 8, él los describe como “jinetes montando caballos rojos”.
Las Potestades permanecen nuestro plano finito de realidad, y se encargan de mantener el equilibrio cósmico, las leyes físicas. Se les ha denominado por ello “custodias de las fronteras”, en tanto que vigilan los márgenes del mundo espiritual con el mundo físico. Dionisio el Areopagita señaló que, como guardianes celestiales, las Potestades están provistas de conciencia que les evita hacer el mal. Se cree que estos son los guardianes del mundo espiritual y por lo tanto los encargados de llevar a las almas ante la presencia de Dios una vez que mueren, el líder del coro de las potestades es el arcángel Azrael.
Las Virtudes, también conocidos como Ángeles de la Guarda, tienen la misión de ayudar al humano a acercarse a Dios. Se les asocia a los servidores de la Virgen María, suelen llevar flores o símbolos de María y están relacionados con la Pasión de Cristo. Son portadores de la gracia divina y el valor, su deber principal es trabajar por los milagros en la Tierra. Fueron los ángeles que presidieron la Ascensión de Jesús. Se conmemora su día el 2 de octubre. Es tradición representar al Ángel de la Guarda con un niño de la mano, enseñándole a rezar, señalando el cielo, o protegiendo al niño del mal con un escudo. Se cita en Tobías 12, 12; y en Mateo 18, 10. En el siglo IV, san Basilio de Cesárea afirma que todo ser humano tiene a su lado un ángel que, como protector y pastor, lo guía en la vida. Fue ampliamente difundido en el siglo XVIII, con textos de la devoción al ángel de la guarda y la inclusión, por voluntad de Pablo V, de la fiesta de los ángeles custodios en el calendario católico.
23 Si tuviese cerca de él
Algún elocuente mediador muy escogido,
Que anuncie al hombre su deber;
24 Que le diga que Dios tuvo de él misericordia,
Que lo libró de descender al sepulcro,
Que halló redención;
Job 33, 23-24
Los Principados manifiestan el dominio de Dios sobre la naturaleza. También llamados ángeles integradores, son los guardianes de las naciones. Supervisan aquellos eventos que afecten a los países, incluyendo política, temas militares y comercio. En la iconografía bizantina se los reconoce por su atuendo militar y sus armas que incluyen lanzas o hachas, además del lirio en flor y el sello. En la catedral de Chartres se representan en hábito sacerdotal; alba y dalmática junto al evangeliario. En la catedral de Milán portan en su mano una peña rocosa sobre la que se yergue una fortaleza.
La palabra “Arcángel” viene del griego koiné ἀρχάɣɣελος (archángelos) ‘arcángel’, y del latín: archangelus. El antiguo prefijo griego ἀρχ- (arc-), o en otra forma del prefijo ἄρχω (archo) significa ‘que gobierna, que dirige, que manda, que lidera, el que tiene supremacía o es superiro’ + ἄɣɣελος (ángelos) que significa ‘mensajero’. A partir de estas raíces, el significado dado es de ‘ángel jefe’., ‘ángel principal’ o ‘capitán de los ángeles’. En la Biblia se mencionan numerosos arcángeles:
Miguel, el jefe del ejército celestial,
Gabriel, el mensajero celestial,
Rafael, el protector de los viajeros, de la salud y del noviazgo,
Uriel, el encargado de las tierras y de los templos de Dios,
Raguel, el encargado de la justicia, de la imparcialidad y de la armonía,
Sariel, el encargado de los espíritus de los hombres que pecan,
Remiel, el encargado de los resucitados.
Jofiel, el encargado de los inocentes.
Azrael, el encargado de recibir las almas y conducirlas para ser juzgadas.
Raziel, el guardián de los secretos.
Camael, el encargado de fomentar la gratitud hacia Dios.
Zadkiel, personifica la misericordia de dios.
Jegudiel, es el patrón de todos los trabajadores.
Sealtiel, es el encargado de los planetas y los cielos.
Barachiel, es el jefe de los ángeles guardianes.
Haniel, es el jefe de los principados y las virtudes.
Nuriel.
Serafiel, es el encargado de la purificación.
Jehoel, es el líder de la segunda subordinación de ángeles.
Sandalfón, es el encargado de reunir oraciones y transmitírselas a Dios.
Hadraniel, colaborador de Sandalfón.
Shamsiel, enseñó a los hombres las señales del Sol.
Satariel.
Zerachiel.
Cassiel, el ángel de las lagrimas.
Rafael es el arcángel cuyo nombre, de origen hebreo, significa “Dios me ha curado”. Se relaciona con la sanación, con el este, el lugar en que sale el sol, con el amanecer, la primavera, con el color verde, y con el caduceo, que es la unión de dos símbolos: el báculo y la serpiente, siendo un instrumento simbólico de tipo místico. Su festividad es el 29 de septiembre junto con Miguel y Gabriel. Se asocia con la Virgen María. En el libro de Tobías es el enviado de Dios que, tras la invocación de Tobit, hombre justo que pierde su fortuna y se queda ciego, acompañó a su joven hijo Tobías, quien estaba considerando la posibilidad del suicidio, a cobrar un préstamo de diez talentos de plata hecho diez años antes. Durante el viaje de Asiria a Ragues de Media, Rafael, -quien no se identificó como ángel hasta el final del viaje, sino como un hombre llamado Azarías-, no sólo le indicó a Tobías el camino más seguro, sino que lo salvó de diversos peligros. Hizo que Tobías capturase el gran pez que había intentado comerle un pie al muchacho mientras se bañaba en el Tigris; después le hizo casarse con Sara, hija de Ragüel, y le enseñó el modo de liberarla de un demonio que le mataba a los maridos la primera noche de casados y que ya le había hecho perder siete. Una vez cobrado el préstamo, Rafael condujo a los esposos a la casa paterna y Tobías, siguiendo las enseñanzas del ángel, curó la ceguera de Tobit.
La leyenda dice que cuando Adán, el primer hombre, fue expulsado del Paraíso, empezó a enfermar de todas las enfermedades terrestres conocidas, e incluso de las que estaban por conocer, y que hubo un ángel (-anónimo, aunque se dice que fue Rafael o Raziel) quien obsequió a Adán con un libro de curas a base de hierbas en el que había una lista de todas las plantas y sus propiedades medicinales. También, es Rafael el que da a Noé las instrucciones de carpintería para la construcción del arca o tevah: 137 metros de largo, 23 de ancho y 14 de alto.
Miguel es el arcángel cuyo nombre, de origen hebreo, significa “¿Quién es cómo Dios?” Protege a los comerciantes, maestros de armas, policías, merceros, farmacéuticos, fabricantes de balanzas, esgrimidores. Fue llamado por el profeta Daniel “el gran príncipe” que “defiende a los hijos de tu pueblo”. Se le invoca para tener una buena muerte. Su festividad es el 29 de septiembre, junto con Gabriel y Rafael. Del 28 de de septiembre al 2 de octubre, se celebran las Fiestas Patronales en honor a San Miguel Arcángel por los católicos y los anglicanos. Para las iglesias griega y armenia, la festividad de Miguel es del 8 de septiembre al 2 de octubre. Se asocia con el sur, lugar del sol al medio día y del verano, con el color azul y el elemento fuego, su símbolo es una espada flamígera. En el libro de Daniel, en la Biblia, se cita a Miguel como el primero de los príncipes y el custodio del pueblo de Israel. En el Nuevo Testamento, en la epístola de Judas, se le reconoce como arcángel. En el Apocalipsis es el ángel que dirige a los demás en la batalla contra el demonio dragón y lo derrota. Por ello se dedicaron textos dedicados a él como ser majestuoso, con el poder de examinar las almas antes del Juicio. Miguel, defensor del cielo, dirige la batalla contra Lucifer y destierra a os ángeles caídos al Infierno.
Miguel le dió a Moisés los Diez Mandamientos, en dos ocasiones, y detuvo a Abraham en el último minuto cuando iba a sacrificar a su hijo Isaac. Siglos más tarde, en la Edad Media, Miguel fue el santo patrón de los caballeros. Miguel animó a Juana de Arco a ponerse ropas varoniles. ya convencer al delfín de que sería coronado rey de Francia si le permitía entrar en batalla por él. En los Manuscritos del Mar Muerto, Miguel emerge como el “Príncipe de la Luz”. En el evangelio apócrifo de Bartolomé, Dios crea al hombre a su imagen utilizando la arcilla que Miguel le trae de las cuatro esquinas de la Tierra.
El arcángel Gabriel es heraldo de buenas nuevas, se sienta a la izquierda de Dios. Tiene 140 pares de alas. Patrón de las comunicaciones, su nombre significa “Dios es mi fortaleza”. Proviene del hebreo govri’el, “Dios es (mi) fortaleza” –gevurah es “poder” o “fuerza”. Se relaciona con el oeste, el atardecer, el otoño, el elemento agua, y el color blanco, su símbolo es una copa color plata. Protege a los trabajadores de la comunicación, carteros, trabajadores de radio, televisión, Internet, o con opinión pública, embajadores, periodistas, mensajeros, filatélicos. Se festeja el 29 de septiembre, junto con Miguel y Rafael. Los católicos celebran la Fiesta de San Gabriel el 24 de marzo. El papa Pio XII, el 12 de enero de 1951, declaró a Gabriel, principal mensajero de Dios, y patrón de los empleados en las telecomunicaciones. Gabriel en ocasiones aparece con una corona, se asocia con el lirio blanco que lleva a la virgen en el momento de la anunciación.
Su cuerpo era como de crisólito, su rostro, como el aspecto del relámpago, sus ojos como antorchas de fuego, sus brazos y piernas como el fulgor del bronce bruñido.
Dan. 10:5-6
Aparece dos veces en el Antiguo Testamento, enviado por Dios al profeta Daniel para ayudarlo a interpretar el significado de una visión y predecir la llegada del Mesías. En el Nuevo Testamento anuncia a Zacarías el nacimiento del Bautista, y a la Virgen María el nacimiento del Cristo. También se le acredita como el arcángel que pidió el favor de Dios para la separación de las aguas del Mar Rojo, que salvó a los israelitas de una muerte segura.
El arcángel Uriel, cuyo nombre de origen hebreo, significa “Dios es mi luz”, su luz se representa como fuego, es conocido como inspiración de la música, de los poetas, y también como el Ángel del Arrepentimiento. Fue muy venerado en la época de san Ambrosio. Se relaciona con el norte, la medianoche, el invierno, el color rojo rubí, el elemento tierra, y el símbolo de la estrella de cinco puntas conocida como pentagrama. Custodio del tiempo y de los astros. Se habla de él sólo. en fuentes apócrifas, se incluyó entre los ángeles aceptados por la Iglesia tras. el Concilio de Aquisgrán, en el 789. Es el protagonista del libro apócrifo de Enoc etíope, aparece en el cuarto libro de Ezra, donde se cuenta que fue. el ángel enviado pro Dios para anunciar el Juicio final. Se dice que él trajo la alquimia a la tierra, y quien susurra, canta y dicta la Cábala, que fue el ángel que advirtió a Noé de la llegada del Diluvio, y quien llevó de pequeño al Bautista al desierto para ser instruido.
En la tradición cristiana se habla de ángeles adoradores, armados, en acción, músico, e incluso de los que han sido rebeldes y por tanto demoníacos. En su libro Summa Daemoniaca, el padre José Antonio Fortea dice: “De cada una de las nueve jerarquías cayeron ángeles transformándose en demonios. Es decir, hay demonios que son virtudes, potestades, serafines, etc. Aunque sean demonios siguen conservando intacto su poder e inteligencia.”
En el Catecismo de la Iglesia Católica se afirma que: “Desde la creación (Jb 38, 7, donde los ángeles buenos, obedientes, son llamados “hijos de Dios”) y a lo largo de toda la historia de la salvación, los encontramos, anunciando de lejos o de cerca, esa salvación y sirviendo al designio divino de su realización: Cierran el paraíso terrenal (Gn 3, 24), protegen a Lot (Gn 19), salvan a Agar y a su hijo (Gn 21, 17), detienen la mano de Abraham (Gn 22, 11), la ley es comunicada por su ministerio (Hch 7,53), conducen el pueblo de Dios (Ex 23, 20-23), anuncian nacimientos (Jc 13) y vocaciones (Jc 6, 11-24; Is 6, 6), asisten a los profetas (1 R 19, 5), por no citar más que algunos ejemplos.
Finalmente, el ángel Gabriel anuncia el nacimiento del Precursor y el del mismo Jesús (Lc 1, 11.26)”. De la Encarnación a la Ascensión, la vida del Verbo encarnado está rodeada de la adoración y del servicio de los ángeles. Cuando Dios introduce «a su Primogénito en el mundo, dice: “adórenle todos los ángeles de Dios”» (Hb 1, 6). Su cántico de alabanza en el nacimiento de Cristo no ha cesado de resonar en la alabanza de la Iglesia: “Gloria a Dios…” (Lc 2, 14). Protegen la infancia de Jesús (Mt 1, 20; 2, 13.19), le sirven en el desierto (Mc 1, 12; Mt 4, 11), lo reconfortan en la agonía (Lc 22, 43), cuando Él habría podido ser salvado por ellos de la mano de sus enemigos (Mt 26, 53) como en otro tiempo Israel (2 M 10, 29-30; 11,8). Son también los ángeles quienes “evangelizan” (Lc 2, 10) anunciando la Buena Nueva de la Encarnación (Lc 2, 8-14), y de la Resurrección (Mc 16, 5-7) de Cristo. Con ocasión de la segunda venida de Cristo, anunciada por los ángeles (Hb 1, 10-11), éstos estarán presentes al servicio del juicio del Señor (Mt 13, 41; 25, 31 ; Lc 12, 8-9)”; y además:” De aquí que toda la vida de la Iglesia se beneficie de la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles (Hch 5, 18-20; 8, 26-29; 10, 3-8; 12, 6-11; 27, 23-25)”. “En su liturgia, la Iglesia se une a los ángeles para adorar al Dios tres veces santo (Misal Romano, “Sanctus”)”; “Desde su comienzo (Mt 18, 10) hasta la muerte (Lc 16, 22), la vida humana está rodeada de su custodia de los ángeles “Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida” (San Basilio Magno, Adversus Eunomium, 3, 1: PG 29, 656B). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios”.
Ángeles y angelitos
Desde el punto de vista iconográfico tradicional, el ángel es varón, ya que así se advierte en los pasajes bíblicos. Probablemente se debe a la mentalidad de la época, ya que resultaba más creíble un mensajero varón que uno hembra.
En el libro apócrifo de Enoc, se cuenta que los ángeles se enamoraron de las hijas de los hombres, y esto pudo haber influido en la representación de ángeles femeninos. Hay casos de ángeles antiguos, pintados en las catacumbas, con barba, una característica que reaparece sorpresivamente en representaciones del Apocalipsis del siglo XV, cuando son relativamente frecuentes las figuras angélicas con rasgos y tocados femeninos. La tendencia era presentar más maduros los ángeles combatientes del Apocalipsis, y más femeninos los adoradores de la Natividad renacentista.
Aunque se represente a los ángeles con formas humanas, ropas, alas, diversos sexos y edades, la tradición sugiere concebirles como seres de pura energía, asexuados y sin edad.
La aparición del ángel niño propuso en la iconografía cristiana un redescubrimiento del mundo clásico: Eros, el amorcillo.
Los ángeles para los musulmanes
Son cuatro arcángeles: Mikal (Miguel), Jibril (Gabriel), Izrail (Uriel), Israfil (Rafael).
Los querubines islámicos, los karubiyun, dan alabanzas a Dios sin cesar con el canto tasbih, “Gloria a Allah”. Inmersos en un estado de inmensa paz, los querubines islámicos moran en un reino del Cielo que resulta inaccesible a los ataques de Iblis, el demonio.
Referencias:
Ratzinger, Joseph. Christoph Schönborn, Christoph. (1995). Introducción al Catecismo de la Iglesia católica. Ciudad Nueva. Madrid. ISBN: 978-84-86987-70-1
Parra, Tomás. (2001) Diccionario de la Biblia. San Pablo. México. ISBN: 970-612-044-0
Giorgi, Rosa (2004) Ángeles y demonios. Electa. Barcelona. ISBN: 84-8156-368-4
Patani, Charles. (2002) Los orígenes sagrados de las cosas profundas. Obelisco. Barcelona. ISBN: 84-7720-863-8
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