La película «Mi Nombre es Bach», del año 2003, se enfoca a presentar un retrato de lo que fueron los últimos años de la vida del músico, la relación con sus hijos y con el joven rey Federico II de Prusia. El drama toma lugar al darnos cuenta que aunque Bach es una leyenda viviente, tiene problemas de salud, le sorprenden los arrebatos de celos entre sus hijos, y el nefasto ejercicio de poder que es típico de Federico de Prusia. Las contradicciones entre haber logrado una obra que ha trascendido épocas, y las desavenencias de la vida cotidiana en el Siglo XVIII, hacen de esta obra un retrato humano, biográfico, histórico y con un poco de comedia mordaz. Fue dirigida por Dominique de Rivaz, en una co-producción alemana-francesa-suiza. Recibió el Premio del Cine Suizo 2004 a la mejor película.
La historia que se nos presenta es que Johann Sebastian Bach, (acompañado de Wilhelm Friedemann Bach, uno de sus veinte hijos), viaja para asistir al bautizo de su primer nieto en Potsdam, lugar donde Carl Philipp Emanuel Bach, otro de sus hijos sirve en la corte del rey Federico II de Prusia, uno de los máximos representantes del despotismo ilustrado del siglo XVIII. A manera de una comedia de enredos, los egos y apetitos sexuales se enfrentan.

El rey solicita a Bach que se quede como músico de la corte, él se niega, porque después de una vida dedicado a hacer música para reyes e iglesias, desea ser libre. Sin embargo, Federico le propone un tema musical, y pasado un tiempo, Bach le envía una ofrenda musical, Musikalische Offer, fuga a 6 voces y 12 fantasías inspirada en su tema.
La princesa Amalia, hermana de Federico, desea a Friedemann, conocido casanova, quien le asegura que no tiene nada que ofrecerle, ya que él gusta de su libertad. Felipe, amenaza a Friedemann por sus relaciones con la princesa; le dice que si no fuera hijo de Bach, le castigaría como desertor con 300 latigazos. Cuando Friedemann agradece al rey por la misericordia, Felipe le insinúa que podrían compartir la libertad en la música y tal vez en el amor. Esta insinuación a la homosexualidad de Felipe inicia se relaciona con la temprana edad de Felipe, en que intentó escapar junto con Hans Hermann von Katte, sin embargo ambos fueron capturados y juzgados bajo el cargo de deserción. El resultado fue obligar a Federico a presenciar la tortura con latigazos y ejecución con decapitación de Hans. De alguna manera presenciamos una repetición; Federico anula el romance e intento de huída de su hermana con Friedemann, como su padre había evitado que él se escapara con Hans.
Bach está angustiado porque podría perder la vista. Su hijo Carl y su esposa le piden que se quede con ellos para ayudar a que su nieto sea músico. Él le contesta: -Mi querida Johanna, ¿por qué no vuelves a tocar el violín? Las familias no duran eternamente, en cambio la música... Después de eso, Bach y Friedemann se retiran. Vemos que Voltaire se acerca a visitar al rey. Ese es el final de esta película.
Sin embargo, sabemos que poco más tarde Bach fue operado de cataratas por un charlatán, quedó ciego y fallece tres años después, en 1750. La princesa Amalia nunca contrajo matrimonio, rescató muchas de las obras de la familia Bach de la destrucción y el olvido. Friedemann se convirtió en uno de los primeros músicos independientes y se ganó la vida vendiendo los manuscritos de su padre. Federico combatió en la Guerra de los Siete Años (1756 – 1763), en la que obtuvo éxito.
Conocer la historia de los hombres ilustres en las artes y en la dirección de las naciones es importante. Observarlos con una lente que nos permita reconocer su fragilidad lo es aún más. La obra nos relata que la música tiene un tipo de reinado, diferente al de un rey, pero no menos importante. El film también nos habla de la represión histórica a las mujeres y a los homosexuales, y de cómo en el siglo VIII atestiguamos la prioridad de asuntos de estado y guerra sobre aquellos del amor y la cultura. Esta coproducción nos recuerda lo frágil que es la vida, y cómo creamos nuestra herencia mientas transitamos por la cuerda floja. Me recuerda una historia budista. Un hombre perseguido por la justicia se esconde colgado de una rama dentro de un pozo. En el fondo una serpiente le espera con la boca abierta. Dos ratones, uno blanco y uno negro comienzan a roer la rama. Sobre su cabeza, un panal de abejas le deja caer gotas de miel en la boca. El hombre se complace con la miel. El hombre es la soledad en que nacemos y morimos, los perseguidores, y la serpiente son el cuerpo, origen de los deseos, la rama y el pozo es la vida, los ratones son los meses y años que pasan, y las gotas de miel son las satisfacciones de los deseos.
Nos ha traído a esta reflexión la vida de Johann Sebastian Bach, compositor, organista, clavecinista, violinista, violagambista, maestro de capilla y cantor alemán del periodo barroco. Tuvo gran fama en toda Europa por su gran técnica y capacidad de improvisación, su obra es considerada la cumbre de la música barroca, por su elevada maestría y belleza. Salve Bach!
Bendiciones de Amor, Gracia y Trascendencia
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