
“Dad y se os dará; se os echará en el seno una buena medida, apretada y bien colmada, hasta que se derrame…” Lucas 6:38
Nos dicen que la gestión cultural es una estrategia para el éxito profesional. Me arriesgo a afirmar que el verdadero éxito en toda profesión deviene de los sutiles lazos de la amistad social. Se dice que “Fund raising is also friendraising” (Procuración de fondos es procuración de amistades). Básicamente, la idea que desarrollaré en este texto es que el corazón es el centro que da éxito a los proyectos artísticos. La gente tiene una enorme necesidad de arte y poesía, de sentir felicidad, y la amistad es uno de esos lugares donde la alegría se cultiva.
Del Arte y el Corazón
De repente el hombre se volvió altivo, y el arte presuntuoso. A partir de la Revolución Francesa, del Renacimiento y la Ilustración, el centro fue el hombre, y en el terreno de la Ciencia y las Artes, se habló una y otra vez de la muerte de Dios… en algún momento también se afirmó la muerte del arte, y creo que por ahí se fue extraviando el corazón. Las disciplinas profesionales se volvieron competitivas y “desalmadas”, los públicos mayoritarios se alejaron de los artistas contemporáneos…
En La Tabla Rasa, Steven Pinker habla de que la mente humana es una pizarra en blanco, y que toda su estructura proviene de socialización, cultura, crianza y experiencia. La ‘tabula rasa” fue una idea influyente en el siglo XX. Uno de los temas más polémicos del libro fueron las artes. Pinker destaca que entre la larga lista de universales humanos está el arte. (1) No hay ninguna sociedad que se haya descubierto en el rincón más remoto del mundo que no haya tenido algo que nosotros consideraríamos arte. Por otro lado -afirma Pinker-, en la segunda mitad del siglo XX se dijo con frecuencia que el arte estaba en declive. Lo ejemplifica con encabezados de revistas intelectuales en los que se dice que el arte está declinando en nuestra época: “Podemos afirmar con cierta confianza que nuestro período es uno en declive, en que los estándares culturales son más bajos de lo que fueron hace 50 años, y la evidencia de tal declive son visibles en cada campo de la actividad humana.” T. S. Eliot, 1948. “La posibilidad de sostener lta cultura en nuestra época se ha vuelto cada vez más problemática. Las librerías serias están perdiendo sus franquicias, los teatros gratuitos están sobreviviendo básicamente mediante la comercialización de su repertorio, las orquestas sinfónicas están diluyendo sus programas, la televisión pública está incrementando su dependencia de repeticiones de comedias británicas, las estaciones de radio clásicas están menguando, los museos están recurriendo a espectáculos de éxito, la danza está muriendo.” Robert Brustein. “The decline of high culture” New Republic. 1997.
En respuesta a estas citas, Pinker asegura que de hecho el arte no está en declive, sino floreciendo en gran medida: hay nuevas formas de arte, nuevos medios, la demanda económica de arte sube vertiginosamente. El único fragmento de verdad que encuentra en esas afirmaciones del arte en declive, lo ubica en tres áreas: 1. La élite del arte desde los 30. Digamos, las obras de las principales orquestas sinfónicas, en las que la mayor parte del repertorio es anterior a 1930. O las obras mostradas en principales y prestigiosos museos y galerías, 2. En el análisis crítico y literario. Hace como 50 años, los críticos literarios eran casi héroes culturales, y se convirtieron en una especie de broma nacional. 3. Los programas de las universidades en humanidades, los cuales desde muchos puntos de vista alejan a los estudiantes al no evolucionar con los tiempos.
De acuerdo con Pinker no es casual que el supuesto declive de artes coincida con la negación de la naturaleza humana. “En o alrededor de diciembre de 1910, la naturaleza humana cambió”. Esta es una paráfrasis de una cita de Virginia Wolff, que se usa para decir que todas las formas de apreciación del arte que estuvieron vigentes pro siglos, o milenios, fueron descartadas en el siglo XX. La belleza y el placer en el arte, probablemente un universal humano, empezaron a ser considerados sacarina, o kitsch, o algo comercial. Barnett Newmann tiene una cita famosa de que el impulso del arte moderno es el deseo de destruir la belleza, la cual es considerada burgués o de mal gusto. De tal forma que pasamos del nacimiento de Venus de Botichelli a las sucesivas operaciones de Orlane. Cambia la forma en que el arte de élite, del modernismo y del postmodernismo, apela a los sentidos. Hay arte visual sin belleza, literatura sin narrativa ni trama, poesía sin metro ni rima, arquitectura y planeación sin decoración, escala humana, espacios verdes o luz natural, música sin melodía ni ritmo, y crítica sin claridad, atención a la estética o a comprensión de la condición humana. A fin de respaldar la última afirmación, Pinker pone el siguiente ejemplo, un texto de la profesora Judit Butler:
“El movimiento de una descripción estructuralista en la cual el capital es entendido que estructura relaciones sociales de maneras relativamente homogéneas a la vista de una hegemonía en la cual las relaciones de poder están sujetas a repetición, convergencia y rearticulación, trajo la cuestión de la temporalidad al pensamiento de la estructura y marcó un cambio de la forma de la teoría Althusseriana que toma totalidades estructurales como objetos teóricos…”
En resumen; el argumento de Pinker es que el arte de elite y la crítica del siglo XX, -aunque no las artes en general-, han desdeñado a la belleza, el placer, la claridad, la comprensión y el estilo. Por lo que es comprensible que las personas se aparten del arte de elite y de la crítica. Esta afirmación inspiró una acción energética de algunos académicos.
Si bien reconozco las virtudes del arte moderno y postmoderno en términos de exploración de lenguajes, y ampliación de los márgenes estéticos (validando un amplio rango de categorías estéticas además de la belleza), también coincido con Pinker en cuanto a la importancia central de la naturaleza, la luz natural en la vida y el hábitat humano, y la comprensión de la condición humana en todos los campos de conocimiento.
El corazón es el centro de emociones como la paz, serenidad, dicha, compasión, bondad, amabilidad, ternura, cariño, paciencia, sensibilidad, y está “orientado a los otros”. Es decir, en el día a día, ¿cuántos de tus proyectos, acciones o pensamientos están encaminados a pedir, y cuándos a dar? Aquellos relacionados con la generosidad, con dar; tienen corazón. Es en la amistad donde la cualidad del corazón se manifiesta en una muestra de afecto y apoyo mutuo. Los amigos se escuchan, se estiman, confían entre ellos y se cuidan. Es la manifestación del corazón lo que asegura que en el desarrollo de la facultad intelectual, o creativa, fortalecidas por la fuerza de voluntad, se utilicen apropiadamente en la sociedad y sin hacer daño. Sin corazón, una persona puede ser muy inteligente o exitosa en su profesión, -pero abrasiva en su entorno inmediato y en sus relaciones e influencia en general-. Estas personas son emocionalmente inmaduras y tienen pobreza de corazón. Cada persona debería ser tratada sin prejuicios, con cuidado, con afecto, en un mundo en que el corazón sea protagonista. Si nuestro sistema educativo y cultural validara la madurez emocional, no sólo se impulsaría un arte más humano, sino también sería posible la paz mundial.
La Amistad es una forma de Poder
Dardo Scavino, publicó en el suplemento Cultura y Nación del Clarín el 25 de abril de 1999 que sin cooperación social no hay nada: “ni el diario que usted está leyendo, ni los productos que aquí se promueven, ni siquiera usted y yo, que vivimos, entre otras cosas, gracias a los a los alimentos que otros producen, y que además somos productos de esa comunidad, desde el momento en que nuestra subjetividad, nuestras costumbres, nuestras creencias y hasta nuestros gustos más personales fueron forjados por una vasta empresa colectiva. Nada existe sin esa cooperación productiva, sin esa colaboración estrecha entre los miembros de una sociedad. La cooperación, por consiguiente, no puede ser suprimida. Y sin embargo, el poder siempre se las arregló para negarla o escamotearla de diferentes maneras”. Maquiavelo ya lo había dicho hace más de cuatro siglos: “Divide e impera”. ¿Pero cómo dividir sin destruir la solidaridad necesaria para que la cooperación siga existiendo? ¿Cómo evitar que la potencia productiva de la cooperación se convierta en potencia política de quienes cooperan? Es todo el secreto del poder.
Michel Foucault lo decía de otro modo: “el poder socializa, agrupa y compone, por un lado, pero individualiza, serializa y descompone, por el otro”. Jeremy Bentham había ideado un dispositivo capaz de realizar esta compleja operación, el “panóptico”. Se trataba de disponer a los individuos en celdas separadas de manera que no tuviesen relaciones con los demás, aún cuando cada uno realizara, al mismo tiempo una parte de un trabajo colectivo. En Vigilar y Castigar Foucault mostró como este dispositivo carcelario, pero también escolar o militar o propio de las fábricas, se extendía febrilmente a la sociedad entera, de manera más abstracta y menos perceptible. El dispositivo se convertía así en un diagrama. Pero su función seguía siendo la misma: evitar que la cooperación productiva se convirtiera en solidaridad social y política. Si consultamos la sección VII del primer libro de El Capital, Marx le dedica algunas páginas a las teorías de Bentham, y se encuentra lo que pueden ser los orígenes del pensamiento de Foucault al respecto. Foucault se preocupó por hacer la genealogía del “individuo” moderno, de las prácticas y los discursos que constituyeron, a lo largo de la historia, ese personaje (a)social y, en cierto modo (a)político. Nos invita a pensar ¿qué relaciones podemos establecer con los otros para romper la serialidad impuesta por el poder, es decir, por aquel diagrama panóptico. De ahí la importancia que adquiere la “amistad” en sus últimos escritos y entrevistas.
Una de las características de la modernidad es relegar la amistad al ámbito privado, a la intimidad, y considerar que las relaciones públicas son eminentemente contractuales, jurídicas e institucionales. ¿No se nos enseñó que nuestra libertad termina donde comienza la libertad del otro? Como si nuestra libertad, y nuestra potencialidad de hacer y crear no fuera -como lo es- incrementada cuando tenemos amigos. ¿Podemos pensar si hoy existe una práctica política de la amistad semejante a la philia de los griegos? ¿Es posible que un grupo de compañeros o camaradas sean una forma alterna de poder? Foucault se hizo esta pregunta muchas veces, como en otras épocas lo habían hecho Epicuro, Lucrecio, Etienne de la Boètie, Spinoza y Bergson. La filosofía no sólo como amor a la sabiduría, sino también como sabiduría de la amistad. Foucault habló alguna vez de la ética como una introducción a la vida.
Confianza e Integridad
El gestor cultural exitoso, entonces, cuenta con don de gentes, diplomacia, intuición, inteligencia emocional: un corazón generoso, dispuesto a la amistad. Es importante que pueda elegir a sus colaboradores también a partir de su calidad humana. Alguien con un buen corazón será de fiar. Por el contrario; alguien emocionalmente inmaduro, puede traicionarle con palabras, hechos, o incluso financieramente. Si bien, cada gestor a partir de sus cualidades personales y experiencia encontrará la forma de combinar la amistad con el desarrollo de un proyecto, les comparto algunos tipos que pueden facilitar el generar un clima favorable de trabajo con el equipo. (2)
- Indicar con claridad lo que representa el éxito en el proyecto. Es decir, compartir de forma objetiva con el equipo los objetivos y metas.
- Comunicar periodicamente al equipo los logros. Valorar los avances. Valorar los intentos de ir más allá de lo esperado.
- Liderar con el ejemplo. Evitar solicitar a los demás algo que uno no quisiera hacer. Saber ser empático y considerado en la repartición de obligaciones.
- Mantener un alto nivel de integridad y honradez.
- Demostrar que se valora el trabajo de los colaboradores. Dedicar tiempo a puntualizar de qué forma las actividades de cada persona contribuyen a los objetivos en conjunto del proyecto. El tiempo en convivir y reconocer los méritos es importante.
- Dar importancia a quienes realizan actividades de apoyo que generalmente pasan desapercibidas, y sin embargo son vitales para los éxitos del equipo.
- Demostrar confianza en el conocimiento, capacidad y ética de los colaboradores. Un exceso de control es negativo y manifiesta desconfianza: (dirigir, observar minuciosamente, elogiar demasiado como manipulación, ser demasiado útil, dar demasiados consejos, ser sobreprotector, verificar doblemente los resultados, no aprender a delegar). Es importante saber liderar -establecer objetivos y metas, delegar, supervisar-, y al mismo tiempo dar espacio -confianza, libertad de desición, margen de autoridad y de propuesta- a los colaboradores a encontrar su propio lugar en el proyecto.
Servicio y gratitud
La ética en los proyectos culturales tiene mucha relación con que la visión y misión de los proyectos responda a una necesidad social, o sea de servicio o beneficio para un grupo. Es así que somos nutridos en el trabajo, la donación del tiempo y el esfuerzo empleado en consolidar esa meta. Tanto como es importante darle vida a los proyectos, y procurar un ambiente armonioso con las personas que trabajamos, valorarlas sinceramente, también es importante descansar y darse tiempo para disfrutar del camino. La vida no es sólo cumplir metas; sino también aprender a agradecer y compartir la dicha de cada paso.
- Comentarios de Steven Pinker, durante la conferencia que imparte en 2003, en relación con el libro La Tabla Rasa, publicado en 2002. El video original de la conferencia en TED: http://www.ted.com/talks/steven_pinker_chalks_it_up_to_the_blank_slate.html
- Gary R. Heerkens. Gestión de Proyectos. Mc Graw Hill. Madrid. 2002.
Bendiciones de Amor, Gracia y Trascendencia
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