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Tokio Blues; suicidios escalonados

Ra’al Ki Victorieux, crítica de arte

La novela de Haruki Murakami es una combinación de amenidades y fantasmas, pone en escena la enfermedad mental y el suicidio, de la mano de las aspiraciones y los cortejos adolescentes. Sin embargo, carece de un final feliz, por lo que esta tragedia contemporánea atiende un fenómeno que es más común de lo que en la vida cotidiana deseamos reconocer, pero las estadísticas documentan. La obra de 1987 tiene por título original en japonés “ノルウェイの森, Noruwei no mori“, que en español significa madera de Noruega, y cita la canción de los Beatles Norwegian Wood. La canción describe a un chico quien después de pasar la noche en el baño de una mujer, prende una fogata. Queda la duda si prendió fuego a la casa de su cita, presuntamente construída con madera de Noruega. La historia de los chicos de Liverpool es un guiño al estilo surrealista, de realismo mágico y oscuro del Murakami, ¿Es un suicidio y la locura un incendio, o lo es el desamor y los traumas que detonan lo primero?

Tokio Blues. Haruki Murakami
Tokio Blues. Haruki Murakami

I once had a girl
Or should I say she once had me
She showed me her room
Isn’t it good Norwegian wood?
She asked me to stay
And she told me to sit anywhere
So I looked around
And I noticed there wasn’t a chair
I sat on a rug biding my time
Drinking her wine
We talked until two and then she said
“It’s time for bed”
She told me she worked
In the morning and started to laugh
I told her I didn’t
And crawled off to sleep in the bath
And when I awoke I was alone
This bird had flown
So I lit a fire
Isn’t it good Norwegian wood?

The Beatles

Dado que la novela fue publicada a finales de los 80, podría ser una reflexión detonada por el número de suicidios en los 70 y 80. En 1970, en japón se registraron en 15.728 suicidios, 884 más que en 1969. Esto supone que cada día se suicidan en Japón una media de 43 personas al día. Una de las fórmulas de un buen escritor es trabajar el contraste, así se comprende que las cosas cotidianas, los paseos, las estaciones, los paisajes, la comida, la música, las relaciones de parejas, amigos, sean un contrapeso a un tema tan terrible como la pérdida de la cordura y la renuncia a todo eso que es la vida.

Suicidios en Japón 1962-1970
Suicidios en Japón 1962-1970. Fuente: Datosmacro.com

Si no temen a los spoilers, les cuento que los suicidios se suceden en una especie de trilogías. El padre y la madre de Naoko se enamoran y casan, sin embargo, cargan con el suicidio del hermano del padre. Al suicidarse la hermana mayor de Naoko, su padre, resignado, considera que es herencia familiar, por su hermano. Watanabe, el protagnista, es el mejor amigo de Kizuki, novio de Naoko, y los tres acostumbran convivir con frecuencia; por ello el suicido de Kizuki irrumpe de forma dramática en sus vidas. Watanabe se enamora de Naoko, sin embargo, ella se interna en una clínica de rehabilitación mental, y comparte habitación con Reiko, paciente y parte del staff. Watanabe las visita, pasan tiempo los tres, les escribe, se convierte en su enlace con el mundo exterior. Watanabe le cuenta de Midori a Naoko en sus cartas, ella entiende que él se está enamorando de Midori. Al suicidarse Naoko, deja un mensaje de que le den su ropa a Reiko, y está termina encontrándose con Watanabe y pasando la noche con él. Watanabe finaliza extraviado, confuso, perdido en la nada, llamando a Midori, como antes Naoko le llamaba a él…

Después de leer la novela, reflexioné en cuántas formas tienen los muertos de seguir vivos… como memorias de los vivos que se resisten a dejarlos ir, hasta que con la guía apropiada aprendan a dejar a los muertos en la muerte y seguir en la vida como vivos, “el muerto al pozo y el vivo al gozo“.., como programas de suicidio, maldiciones, que habitan en ciertos árboles geneálogicos, y con las que hay que “romper”, y “desprogramar” para sanar…. como entidades desencarnadas “muertos pegados” que parasitan algunos vivos: es común que a los visitantes frecuentes de hospitales, nocosomios o panteones se les “peque un muerto”, y se requiere la intervención de un sanador con conocimiento de estas dimensiones para ayudar al muerto a ascender y dejar este plano, y no menos importante, impulsar al vivo a apreciar y disfrutar la vida…

Sobre todo, medité en qué lo importante es que no tengamos dudas de tener derecho de estar aquí y querer hacerlo, para cumplir con nuestra evolución y disfrutar en el camino.

En 1988, la novela Norvegian Wood (Tokio blues) tuvo gran éxito. Después de esto, el autor se mudó a Europa y Estados Unidos. En 1995 regresó a Japón tras el terremot de Kobe y el ataque terrorista de gas sarín realizado por la secta japonesa Verdad Suprema en el metro de Tokio. Más tarde Murakami escribiría con relación a ambos hechos históricos. Escritor de más de quince novelas, y numerosos ensayos y cuentos, Murakami -nacido en 1949-, es considerado uno de los mayores novelistas actuales. Tiene influencia de autores que ha traducido, entre ellos Raymond Carver, F. Scott Fitzgerald, y John Irving. Su estilo refleja la soledad y el ansia de amor, en escenas conmovedoras que oscilan entre el gozo y la oscuridad. Su carrera le ha hecho cosechar críticas positivas y numeroros reconocimientos, como el Franz Kafka (2006), el Mundial de Fantasía (2006), el Jerusalén (2009), y el Princesa de Asturias de las Letras (2023).

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