El origen de la numerología se remonta al año 569 al 470 AC, con el filósofo griego Pitágoras, quien estudió de la metafísica de los números y creía que un simple dígito podía determinar las vibraciones espirituales del ser, es decir, era capaz de definir los días y las acciones.
Pitágoras construyó, a través de la numerología, la posibilidad de entender las características y facultades que poseen todos los individuos junto con los acontecimientos de la vida, ya que veía en las pautas numéricas y geométricas la explicación de todos los fenómenos naturales. La tabla alfanumérica es importante porque permite analizar a las personas desde la información que ofrecen los números relacionados con nombre, fecha de nacimiento y otros datos. Es una herramienta que arroja datos desde la vibración de los números al ser vinculados con el nombre y el apellido de un individuo, además de su fecha de nacimiento.

Se trata de una práctica centrada en los fundamentos de uno de los grandes en el mundo de la filosofía y las matemáticas como lo fue Pitágoras, cuya pasión por los números hizo que los estudiara en todas sus formas y llegó más allá de la representación gráfica de cantidades y magnitudes que se les confiere en la habitualidad científica. Cada manifestación del universo se puede leer a través de los números y axiomas matemáticos donde se termina de comprender el comportamiento y forma que toma la vibración generada por la energía manifestada. Para Pitágoras, la práctica matemática es el arte y la ciencia de comprender la significación espiritual, esotérica y material. La tabla alfanumérica para Pitágoras era muy importante porque creía que el universo se halla sujeto a ciclos progresivos y predecibles, y que para medir dichos ciclos había que utilizar las frecuencias que van del 1 al 9. La correcta aplicación del código vibratorio que poseen los números y las letras nos invita a una lectura directa respecto a la inteligencia subyacente del universo.

La tabla alfanumérica combina los estudios realizados por Pitágoras, pasando por las enseñanzas hinduistas, las que dejó la cultura egipcia y los secretos cabalísticos en Judea. Para Pitágoras, además de señalar cantidades, los números expresan cualidades en el plano espiritual y emocional, y por ello una carta actúa como un GPS en función de nuestra actual reencarnación: permite comprender de qué estamos hechos, cómo funcionamos, con qué recursos contamos, en qué nos equivocamos, qué debemos resolver, y hacia dónde nos conviene avanzar. La tabla alfanumérica convierte en números las letras del abecedario. Cada letra posee un valor que va del número 1 al 9 y dicho valor está relacionado directamente con la vibración que cada letra emite. Las 26 letras estarán distribuidas en nueve columnas: el 1 tiene A, J y S; al 2 le corresponden B, K y T; con el 3 van C, L y U, y así hasta completar todo el alfabeto.
Una lectura e interpretación numérica requiere de mucha responsabilidad, porque se está hablando de los contratos existenciales de los individuos o situaciones colectivas. En este lenguaje que está regido por la lógica absoluta como lo es las matemáticas en sí, es muy necesario poder interpretar lo más fehacientemente lo que el número significa. Lo intuitivo puede colaborar, pero no es la base fundamental de esta herramienta. Los adeptos a la numerología consideran que debería ser reconocida como ciencia por el funcionamiento especifico que tiene la traducción de la semántica del número.
Cada número funciona como resultado de una manifestación vibratoria específica al igual que una nota musical. El significado de los números fue interpretado por Pitágoras desde el número 1 hasta el 78 a través del Tarot Egipcio, y representan una historia de evolución consciente y correlativa de la experiencia existencial en el plano terrenal, la mayoría de las religiones habla de lo que el alma y el espíritu deben aprender en cada reencarnación, y dicho mapa está resuelto en los números al igual un idioma donde cada palabra tiene una representación empírica y un sentido tanto objetivo como subjetivo, lo mismo sucede con la expresión semántica de cada número.
Cada número tendrá un aspecto positivo y otro negativo, y será obra del intérprete de la carta poder explicar el trabajo que exige cada frecuencia: no se puede ni debe hacer recortes dentro de las lecturas numerológicas, ya que trata de una totalidad que construye el todo. En esta especialidad hay números que tienen un significado distinto: los Kármicos y maestros. Los Kármicos son el 13, 14, 16 y 19. Hablan de funcionamientos equívocos y mal resueltos en una vida anterior. Por lo cual en esta vida se debe poner más energía y atención en el error que marca dicho número.
Los números maestros son 11, 22, 33 y 44, y se destacan sobre las otras frecuencias porque tienen una vibración superior. Quienes traen estos números vienen a hacer un trabajo más trascendental que los demás. Deben hacer servicio, enseñar y trabajar cambios de conciencia colectiva. Estos números traen experiencias de vidas pasadas que servirán para guiar e inspirar a los demás. También deben trabajar más arduo en sí mismos ya que dicha maestría les tiene preparado lecciones importantes para su propia evolución.
Los Números en tu Vida
Desde el primer día de nuestra vida, ya tenemos un número compuesto por: la hora en que nacemos, el registro del hospital, número de cuna, estadística demográfica, etc. A medida que vamos creciendo contamos con una serie de números que va marcando nuestra vida. El número que definirá la personalidad, su alma, su misión en ésta vida, tu destino y en el que tendría que basarse para tomar decisiones, como alguna carrera profesional, un oficio, un negocio, etc., basándose en fundamentos matemáticos. El tiempo actual la numerología no está considerada como ciencia aunque las matemáticas siguen siendo el lenguaje científico de manera universal. Conocer la numerología ayuda a tener mayor conocimiento sobre nosotros mismos, sobre la gente con la que nos relacionamos, a entender la forma de actuar de las personas y de cómo reaccionamos con lo que pasa en el mundo. Nos ayuda a entender lo que sentimos, lo que pensamos, y muchas veces dando respuestas a sentimientos que no entendemos ya que mucho de esto viene de nuestros antepasados. Nuestro linaje es el acercamiento a lo ancestral a través de los apellidos de nuestros padres. Cuando dos personas deciden formar una pareja, forman una comunidad de destino, y cada uno de ellos aporta parte de su vida, de su sistema de pertenencia, cada uno les heredará a sus descendientes, un linaje. Una forma de acercarse y conocer la información de los apellidos del padre y de la madre, ellos podrán darnos una valiosa información de dónde venimos y que heredamos de esa cadena de ADN, los números nos develarán cuantas generaciones se lee en cada apellido, cual es el aprendizaje y como trabarlo para ayudar a nuestros hijos y nietos a integrar sus códigos.
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