Ra’al Ki Victorieux
La Cumbre Escarlata es una película que enfrenta a un depredador y una inocente. En la Inglaterra del siglo XIX, Edith Cushing (Mia Wasikowska) se casa con Sir Thomas Sharpe (Tom Hiddleston). Ella ignora que él se ha casado en varias ocasiones, y su hermana ha asesinado a sus cuñadas, para quedarse con el dinero. El fantasma de la madre de Edith la trata de prevenir, y su padre intenta alejar al pretendiente, pero ella no escucha las advertencias. Sin embargo, al llegar a la casa en la cumbre escarlata, conoce a los fantasmas de las ex-esposas de su marido. Esta película realizada en coproducción por Estados Unidos, México, y Canadá en 2015, fue dirigida por Guillermo del Toro.
Del Toro se ha caracterizado por una carrera exitosa en el género de horror fantástico. De forma increíble, Edith se enamora después de un baile de vals en que ambos sostienen una vela. Es realmente inverosímil no sólo la ingenuidad de la heroína, sino el que sobreviva a ser envenenada, caerse por un balcón, algunas cuchilladas y salir con la pierna rota, las cervicales lastimadas, y descalza a una noche de nieve y hielo. La justificación dramática para su credulidad y enamoramiento parece ser que Thomas supo adular su frágil ego de escritora rechazada, y joven no muy popular. Semejante a un cuento de hadas terrorífico, esta sumisa Bella cuenta con un aliado que la ayuda a sobrevivir de la Bestia con la que se ha desposado. Podríamos pensar que la historia es una metáfora en la que Edith representa lo más puro del alma humana, aquello que jamás puede morir.

El que algunas personas disfruten de las películas de horror, y otras los evitan porque les desagradan, se puede explicar por varias razones. Quienes disfrutan este género saben que: 1. La catarsis provoca adrenalina; y quienes viven en stress constante, y han hecho un hábito de ignorar sus emociones, pueden buscar estímulos intensos para lograr sentirse algo vivos. Los seres humanos se pueden volver adictos a situaciones que generan esta hormona en la química de nuestro cuerpo. Por ejemplo, aquellos momentos en que se experimenta peligro, y el consecuente alivio una vez que el riesgo ha pasado. Exponerse al miedo a través de una película, permite sentir euforia cuando el protagonista resulta salvo al final de la historia, y los créditos dan fin al evento. Las personas quienes suelen estar estancadas en un estado emocional negativo, pueden buscar el movimiento emocional que provocan las películas de horror, también les hace sentir en control, ya que saben que es una obra de entretenimiento, incluso conocen el final, y ven el filme en repetidas ocasiones. La adrenalina aumenta el riego sanguíneo a los músculos, y el oxígeno a los pulmones, también estimula la liberación de dopamina en el sistema nervioso, lo que provoca alivio. 2. Ver películas de terror en grupo, o en una sala comercial, provoca un sentimiento de intimidad, ya que se experimenta de forma colectiva emociones intensas. 3. Puede generar que la persona se considere valiente porque es capaz de sobrevivir a la experiencia, e incluso disfrutarla. Esto puede aplicar, particularmente, para quienes tienen que pretender ser capaces de enfrentarse a los retos y riesgos de la vida y tratan de disimular, incluso ignorar, su vulnerabilidad.
Las personas que realmente han experimentado horror en sus vidas, es decir, los sobrevivientes de guerra u otras tragedias humanas, es probable que sufran estrés postraumático, y por lo tanto no experimentan placer en los filmes con temática semejante. El miedo que les provoca lo sienten lejos de ser una fantasía, lo asocian con su memoria real.
En resumen; la tolerancia de las personas a situaciones atemorizantes varía en relación con sus experiencias de vida, la forma en que han atendido su alfabetización y salud emocional, sus intereses y elecciones, entre otras cosas. En mi opinión personal, el género de terror es potencialmente peligroso. Debido a la ley de la atracción, mientras más personas se dediquen a crear, promover y consumir obras de apocalipsis, tortura, asesinato y genocidio, injusticia y violencia extrema, más tardaremos en construir un mundo de amor, paz y bien social. La mera idea de escenificar lo peor de la humanidad con fines de entretenimiento, es molesta, es semejante a suponer que es válido poner gallos o perros a pelear para que los humanos apuesten, o autorizar que un humano sacrifique a un toro frente a una multitud enardecida. Deberíamos poner un alto a la barbarie justificándola como entretenimiento o cultura, cuando simplemente es una indicación de una falta de conexión entre la vida y nosotros mismos.
No existe verdaderamente una línea entre la realidad y la fantasía, así como Heath Ledger falleció al identificarse demasiado con el demente asesino serial conocido como El Guasón, antagonista de Batman, así también, mientras más obras de hambre, destrucción, muerte y venganza sean aplaudidas por las audiencias del teatro, la televisión y el cine, más energía tendrán sus personajes. Esta energía colectiva puede llevar a un personaje de ficción, como IT (Eso) a devenir en un egregor; una entidad energética con consciencia propia. En La Cumbre Escarlata, la desalmada asesina Lucille Sharpe (Jessica Chastain), no sólo había terminado con la vida de su propia madre, sino también con la de tres de sus cuñadas, y el padre de Edith. Su nombre, Lucille, es un guiño para asociarla simbólicamente con Lucifer, quien en la tradición cristiana representa al mal. En el estudio mundial sobre el homicidio de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, UNODC, publicado en 2014, afirma cerca de 95% de los homicidas a nivel global son hombres. Sin embargo, el porcentaje de mujeres está incrementando en los años recientes, llegando en el 2020 a un 8% de asesinas seriales.
En general, el género de terror, horror y repulsión, presenta lo peor de la vida y lamentablemente se exhibe como precedente de lo socialmente tolerable. Algunos niños y jóvenes se desensibilizan a la violencia a través de la exposición frecuente a este tipo de obras, por lo tanto, es más factible que muestren un comportamiento ansioso, agresivo, así como desórdenes del sueño. Se ha demostrado que algunas personas, por ejemplo quienes tienen un alto consumo de drogas, dejan de percibir un amplio rango de emociones, es decir pierden este síntoma de salud, y su mundo se limita a la ira, el miedo o el asco. También, cada vez necesitan un estímulo más intenso para lograr la misma respuesta. ¿Es esto lo que deseamos para el futuro de la humanidad? Toda obra cultural que logra éxito de audiencia, incide no sólo en el subconsciente de cada espectador, sino también en la psicología social. Recuerda que aquello en lo que enfocas tu atención, es lo que potencias y recibirás en tu vida.
Bendiciones de Amor, Gracia y Trascendencia
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